Mi niña y la bestia



Hace mucho tiempo, en un pequeño pueblo rodeado de montañas y bosques frondosos, vivía una niña llamada Clara. Clara era conocida por su curiosidad insaciable y su corazón bondadoso. Siempre exploraba los alrededores y soñaba con aventuras fantásticas. Sin embargo, un día, Clara escuchó un rumor sobre una bestia que vivía en lo profundo del bosque. Se decía que era feroz y aterradora. Pero Clara, en lugar de asustarse, decidió investigar.

Una mañana, armada con su mochila, Clara se adentró en el bosque. Paseó entre los árboles altos, donde el sol apenas iluminaba el suelo debido a la espesa vegetación. Tras una larga caminata, Clara escuchó un rugido fuerte.

"¿Quién va ahí?" - dijo una voz profunda.

Clara se detuvo en seco, sintiendo que su corazón latía con fuerza.

"Soy Clara, solo estoy explorando" - respondió con determinación.

De entre las sombras, apareció una enorme criatura con pelaje oscuro y ojos brillantes. Era la bestia, pero Clara no sintió miedo. En lugar de eso, sintió curiosidad.

"No deberías estar aquí, este es mi territorio" - gruñó la bestia.

"Lo sé, pero he oído muchas historias sobre ti. ¿Es verdad que eres una criatura feroz?" - preguntó Clara.

La bestia la miró sorprendido. Nadie había tenido el valor de acercarse a él.

"Sólo defiendo lo que es mío. No soy feroz, solo asustado" - explicó la bestia con un susurro.

Clara, al escuchar esto, se sintió compasiva. Era cierto que la bestia parecía recelosa.

"¿Por qué estás asustado?" - preguntó.

"Porque la gente del pueblo me teme. Cada vez que me ven, huyen despavoridos y cuentan cuentos que no son ciertos" - respondió la bestia, con un tono de tristeza.

Clara se percató de que había una historia que contar.

"Puedo ayudarte, si quieres. Puedo contarles a los demás que eres amistoso y solo defendes tu hogar" - propuso ella.

La bestia pensó por un momento, y luego asintió.

"Si confías en mí, tal vez tendría que enseñarte algo sobre este bosque. Hay cosas hermosas aquí" - dijo con un guiño en sus ojos.

Y así, comenzó una gran amistad. Clara pasaba sus días explorando con la bestia, aprendiendo sobre las plantas, los animales y los misterios del bosque. La bestia le mostraba su mundo, mostrándole los lugares ocultos donde crecía flores que nunca había visto.

Un día, mientras caminaban juntos, escucharon risas y gritos. Clara se dio cuenta de que un grupo de niños del pueblo había llegado al bosque. La bestia se sintió incómoda.

"¿Y si se asustan al verme?" - preguntó la bestia.

Clara sonrió confiada.

"Déjamelo a mí. Voy a hablarles. Solo necesitan conocerte" - dijo.

Clara salió a recibir a los niños.

"Hola chicos, aquí en el bosque hay una criatura maravillosa que quiero que conozcan" - comenzó Clara.

Los niños se miraron entre sí, intrigados pero también un poco temerosos.

"¿Es la bestia de la que hablan las leyendas?" - preguntó uno de los niños.

"Sí, pero no es lo que creen. Es muy amistosa y solo quiere amigos" - aseguró Clara. Fue entonces cuando la bestia apareció detrás de ella.

La bestia, aunque nerviosa, se acercó a los niños.

"Hola, soy la bestia, y no quiero hacerles daño. Soy solo un amigo en busca de compañía" - dijo con voz suave.

Los niños se quedaron quietos, pero Clara les sonrió, y poco a poco, la curiosidad reemplazó al miedo.

"Vengan, el bosque es hermoso y la bestia puede mostrarles cosas increíbles" - los animó Clara.

Los niños dieron pequeños pasos hacia la bestia, y luego comenzaron a reír y jugar juntos. La bestia, que antes vivía sola, ahora se sentía feliz rodeada de risas.

Desde aquel día, los niños del pueblo no solo dejaron de temer a la criatura del bosque, sino que se hicieron amigos de la bestia y pasaban tardes enteras explorando juntos.

"Gracias, Clara. Has cambiado mi vida al darme una oportunidad" - le dijo la bestia un día mientras observaban la puesta de sol.

Clara sonrió.

"Todos merecemos ser vistos por lo que realmente somos y no por lo que otros dicen de nosotros" - afirmó.

Así, la amistad de Clara y la bestia se hizo leyenda en el pueblo, recordando a todos que la comprensión y la valentía pueden cambiar el mundo. Y así, Clara y la bestia vivieron numerosas aventuras juntos, enseñando a los demás que no hay que juzgar a nadie antes de conocerlo.

Colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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