Quetzalcóatl en el Mundo de los Humanos



Hace siglos, Quetzalcóatl, el Dios grande y bueno, decidió viajar por todo el mundo transformado en una persona humana para evitar ser reconocido. Caminó por montañas, atravesó frondosos bosques y conoció mares y ríos. Después de un día entero de aventuras, a la caída de la tarde, decidió descansar bajo la sombra de un gran árbol.

Se sentó en el suelo fresco y se recostó contra el tronco. Cerró los ojos y empezó a reflexionar sobre la belleza del mundo que lo rodeaba. En ese momento, escuchó una pequeña voz.

"¿Quién eres? No te había visto por aquí antes."

Abrió los ojos y vio a una niña de cabello rizado y ojos brillantes que lo miraba curiosa.

"Soy un viajero, apenas estoy explorando este hermoso lugar. ¿Y tú?" - respondió Quetzalcóatl con una sonrisa.

"Yo soy Maya. Vivo en el pueblo de la colina. Pero a veces siento que no encajo, que todos en el pueblo son diferentes a mí" - dijo la niña, algo triste.

Quetzalcóatl se sintió conmovido por las palabras de Maya. "¿Por qué sientes eso? Todos son únicos a su manera."

"No sé, a veces solo quiero salir a explorar como lo haces tú. Siento que el mundo tiene tanto que ofrecer y aquí estoy, atrapada en la rutina de mi día a día." - se quejó Maya.

"A veces, uno tiene que atreverse a ser diferente, a seguir sus sueños, aunque a otros no les guste. Si quieres, puedo mostrarte algunos lugares mágicos de este bosque."

Los ojos de Maya se iluminaron. "¡De verdad? ! ¡Me encantaría!"

Y así, Quetzalcóatl tomó la mano de Maya y juntos empezaron a explorar. Pasearon por senderos cubiertos de flores, cruzaron arroyos que cantaban al pasar y se encontraron con un grupo de conejitos que jugaban a carreras.

"Mirá esos conejitos. ¿No son adorables?" - exclamó Maya.

"Sí, cada uno tiene su propia forma de correr. Eso es lo que los hace especiales" - respondió Quetzalcóatl, animándola a ver la belleza en la diversidad.

Luego, llegaron a un claro donde las mariposas danzaban al rededor de un manantial.

"Maya, ¿te das cuenta de que cada mariposa es diferente? A veces, los que se ven distintos son los que hacen el mundo más especial."

Maya asintió, reflexionando sobre las palabras de su nuevo amigo. "Eso es verdad. Nunca pensé en ello de esa manera".

Después de un rato, decidieron regresar al árbol donde se conocieron. Maya, llena de emoción y gratitud, miró a Quetzalcóatl. "¿Puedo volver a verte? ¿Puedo salir a descubrir más del mundo?"

"Por supuesto, pero la aventura comienza en el corazón. Nunca dejes que el miedo te detenga. Si realmente deseas explorar, hazlo. Recuerda que cada día es una nueva oportunidad para aprender, crecer y ser quien eres."

Maya se despidió de Quetzalcóatl, sintiéndose renovada. Prometió que no dejaría de soñar en grande y que vendría a visitarlo de nuevo.

Esa noche, mientras miraba las estrellas, Maya sonrió, comprendiendo que estaba lista para dejar su zona de confort y explorar el mundo que la rodeaba. Y así, con valentía y determinación, se convirtió en la aventurera que siempre había soñado ser.

Mientras tanto, Quetzalcóatl continuó su viaje, recordando la conexión especial que había hecho con la pequeña Maya y el impacto que una aventura puede tener en el corazón de una persona.

FIN.

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