Santiago y el Mundo Mágico



Un día soleado, Santiago De Los Mares se encontraba en su pequeño barco de madera, soñando con navegar por las aguas misteriosas del océano. A su lado, su fiel perra Cora movía la cola con entusiasmo, mientras que su amiga Laica, una gaviota aventurera, planeaba en el cielo.

"¡Ah, Cora! ¿Te imaginas un lugar donde podamos vivir aventuras todos los días?" - preguntó Santiago emocionado.

"¡Ruff!" - ladró Cora, saltando de alegría.

"Eso es, amiga. Necesitamos encontrar el mundo mágico donde seremos felices para siempre. ¡Vamos a buscarlo!" - exclamó Santiago, levantando el remo.

Mientras navegaban, se encontraron con una isla curiosa que parecía deshabitada. A medida que desembarcaban, la brisa suave les llevó el sonido de risas y música.

"¿Escuchás eso?" - dijo Laica, volando sobre la isla.

"¡Sí! ¡Debemos investigar!" - respondió Santiago intrigado.

Siguieron el sonido y encontraron a un grupo de criaturas mágicas bailando alegremente. Eran duendes, hadas y otros seres encantados que estaban celebrando una fiesta.

"¡Hola! Bienvenidos a la Isla de los Sueños. ¿Qué les trae por aquí?" - preguntó un duende con un sombrero puntiagudo.

"Estamos buscando el mundo mágico para vivir felices. ¿Saben dónde podemos encontrarlo?" - respondió Santiago.

"Aquí, todo es mágico. Pueden quedarse un rato, pero deben superar tres pruebas para seguir adelante" - dijo la hada, sonriendo.

Sin dudarlo, Santiago, Cora y Laica aceptaron el reto.

La primera prueba era un acertijo.

"¿Cuál es el lugar donde el cielo y el mar se encuentran?" - preguntó el duende.

Santiago pensó y dijo: “¡El horizonte! ”. Los duendes aplaudieron, ¡lo habían acertado!

La segunda prueba era un juego de memoria con piedras de colores. Santiago y Cora se concentraron, y después de varios intentos, lograron recordar la secuencia.

"¡Sí! ¡Lo hicimos!" - gritó Cora, dando vueltas de felicidad.

Finalmente, la última prueba era la más difícil: debían ayudar a una tortuga que estaba atrapada entre unas ramas.

"¡No puedo avanzar, ayúdenme!" - suplicó la tortuga.

"¡Vamos, Cora!" - dijo Santiago, y juntos encontraron la manera de liberar a la tortuga al despejar las ramas.

La tortuga, agradecida, les dijo:

"¡Ustedes son muy valientes y amables! El verdadero mundo mágico se encuentra en el amor y la amistad. Sigan su camino, y siempre serán bienvenidos en mi hogar".

Juntos, celebraron su victoria con música y bailes. Esa noche, mientras el sol se ponía, Santiago miró a sus amigas y dijo:

"Creo que ya hemos encontrado nuestro mundo mágico. No se trata solamente de un lugar, sino de estar juntos y ayudarnos entre nosotros".

"¡Ruff!" - ladró Cora, como si estuviera de acuerdo.

"Siempre seremos un equipo" - contestó Laica, volando a su alrededor.

Al día siguiente, con nuevos amigos y grandes recuerdos, Santiago y su perra navegaban de vuelta. Sabían que llevaban la magia en su corazón, y su nuevo hogar sería donde quiera que estuvieran, porque lo que importaba era que estaban juntos. Así, navegaron hacia el horizonte, listos para nuevas aventuras.

El mundo mágico estaba más cerca de lo que pensaban, y la verdadera felicidad, al final, siempre había estado en su amistad.

FIN.

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