Shari y el Club de los Animales



En un pequeño pueblo rodeado de verdes praderas, vivía una niña llamada Shari. Tenía una sonrisa contagiosa y un corazón lleno de amor por los animales. En su casa, vivían tres mascotas muy queridas: Lucho, un perro juguetón; Gigi, una astuta gata; y Pipo, un loro charlatán. Cada mañana se levantaba con la ilusión de jugar y aprender con ellos.

Un día, mientras estaba en el jardín jugando a la pelota con Lucho, se dio cuenta de que el perro siempre corría detrás de ella pero nunca le traía la pelota de vuelta.

"Lucho, ¿por qué no traes la pelota de vuelta?" - preguntó Shari, un poco confundida.

"Porque nunca me enseñaste a hacerlo, Shari" - contestó Lucho, moviendo su cola emocionado.

Shari entendió que debía enseñarle a su perro a jugar. Sin dudarlo, se sentó junto a él y empezó a enseñarle el juego. Al principio fue un poco difícil, pero Lucho estaba decidido. En tan solo una tarde, lograron perfeccionar el lanzamiento y la carrera. ¡Shari estaba tan feliz!

Al día siguiente, mientras jugaban, Gigi saltó desde una rama del árbol.

"Shari, yo también quiero aprender algo divertido. ¡Enséñame!" - maulló Gigi.

"Claro, Gigi, ¿qué te gustaría aprender?" - respondió Shari entusiasmada.

Gigi, que siempre había admirado a los pájaros por su capacidad de volar, decidió que quería aprender a saltar alto.

"Voy a enseñarte a saltar como una rana" - dijo Shari.

"¡Genial!" - exclamó Gigi.

Después de algunas lecciones, Gigi comenzó a saltar por todo el jardín como si fuera una pequeña rana feliz. Estaba tan orgullosa que decidió organizar un concurso de saltos para que todos los animales del vecindario pudieran participar.

Shari estaba encantada con la idea y le prometió a Gigi ayudarla con los preparativos. Juntas, hicieron carteles coloridos por todo el barrio. Al día del concurso, todos los animales del vecindario trajeron a sus dueños, y el clima estaba espléndido. Shari se convirtió en la jueza del concurso.

Mientras los animales saltaban y competían, Shari notó algo raro en el comportamiento de Pipo, el loro. No dejaba de gritar: "¡Ayuda! ¡Ayuda!".

"Pipo, ¿qué te pasa?" - le preguntó Shari, preocupada.

"¡Vine volando y vi algo extraño en el bosque!" - dijo Pipo, muy serio.

Shari, curiosa y valiente, tomó la decisión de investigar. Con Lucho y Gigi a su lado, se dirigió al lugar que Pipo había mencionado. Al llegar, descubrieron un pequeño perrito atrapado entre unos arbustos.

"¡Pobrecito!" - exclamó Shari. "Tenemos que ayudarlo."

"Yo puedo usar mis patas para sacarlo" - dijo Lucho, decidido.

Con mucha paciencia, Lucho logró mover las ramas y liberar al pequeño perrito. Shari se agachó para acariciarlo.

"Tienes un hogar?" - le preguntó.

"No, me perdí..." - respondió el perrito, con ojos tristes.

"No te preocupes, ahora estás a salvo. ¡Te llevaremos a casa!" - dijo Shari, llena de determinación.

De camino a casa, el perrito se presentó como Max y se unió al grupo. Todos lo recibieron con los brazos abiertos, y Shari decidió que adoptaría al nuevo amigo.

El concurso de saltos siguió adelante después de la aventura, donde Gigi se proclamó ganadora. Pero la verdadera victoria fue la amistad que había surgido entre Shari, Lucho, Gigi, Pipo y ahora Max. Al final del día, entre risas y saltos, Shari se dio cuenta de que, a veces, las aventuras surgen de lugares inesperados, y que la amistad y la bondad son lo más valioso que uno puede tener.

"Siempre recordaremos este día, lleno de saltos y nuevas amistades," - dijo Shari, mirando a todos sus amigos con una gran sonrisa.

"Sí, ¡y haremos más concursos en el futuro!" - gritó Gigi, aún saltando de alegría.

A partir de ese día, Shari, Lucho, Gigi, Pipo y Max formaron un increíble equipo, dispuestos a vivir nuevas aventuras juntos y ayudar a todos los animales que se cruzaran en su camino.

FIN.

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