Sol y el Viaje Mágico



Había una vez una perrita llamada Sol, que vivía en un pequeño pueblo lleno de flores y colores. Sol era una perrita muy curiosa, siempre explorando el jardín y haciendo nuevos amigos entre los bichitos y las plantas. Un día, mientras jugaba, encontró un paquete de purina para mascotas, pero no era una purina común, ¡era mágica! Sin pensarlo dos veces, Sol se la comió y de repente, ¡puff! Se transformó en un perro mágico con un hermoso cuerno de unicornio y alas de mariposa.

- ¡Wow! – exclamó Sol, mirando sus nuevas alas brillantes. – ¡Soy un perro mágico!

No podía creerlo, así que decidió volar un poco por los cielos. A medida que ascendía, se dio cuenta de que desde lo alto podía ver todo su pueblo e incluso más allá. Sin embargo, pronto notó algo extraño: en la distancia, había una sombra oscura que parecía cubrir la alegría de todos.

- Debo investigar – decidió Sol, con determinación. Así que extendió sus alas y voló hacia la sombra.

Al acercarse, descubrió que la sombra era un Dragón de Niebla, que había llegado para robar la felicidad de todos los seres vivos. Las flores se marchitaban y los animales se escondían, asustados.

- ¡No puedo dejar que esto suceda! – se dijo Sol, y se preparó para enfrentarse a la situación. En su camino, conoció a unas criaturas adorables llamadas las Twice, que eran pequeñas mariposas luminosas.

- ¡Hola! ¿Quién eres? – preguntó una de las Twice, con voz melodiosa.

- Soy Sol, el perro mágico. Estoy aquí para ayudar a liberar a nuestro mundo de esta sombra oscura. ¿Quieren unirse a mí?

- ¡Sí! – gritaron las Twice al unísono. – ¡Vamos a hacerlo juntas!

Así que Sol y las Twice comenzaron a planear cómo derrotar al Dragón de Niebla. Juntas aprendieron que el dragón había sido una vez un ser amable, pero había sido engañado por un hechizo que lo consumía de tristeza. Necesitaban devolverle su alegría.

- Tal vez podamos recordarle lo maravillosa que es la vida – sugirió una de las Twice. – Como una lluvia de colores.

Y así, mientras volaban juntas, Sol y las Twice lanzaron destellos de luz y colores por todos lados. Al verlos, el Dragón de Niebla se detuvo confundido.

- ¿Qué es esto? – rugió.

- ¡Esto es la felicidad! – respondió Sol. – ¡No dejes que la tristeza te consuma!

Justo cuando el Dragón iba a atacar, se dio cuenta de una pequeña mariposa tomando brillo en su vuelo, justo como cuando solía ser feliz. Las Twice recordaron al dragón sus días jugando en el cielo, y poco a poco, la oscuridad comenzó a disiparse.

- ¿Por qué estoy tan triste? – se preguntó el Dragón.

- Porque te has olvidado de las cosas que te hacían feliz – dijo Sol con dulzura. – Y esas cosas siempre están aquí, solo hay que reeditarlas.

Entonces, Sol y las Twice comenzaron a contarle historias divertidas, llenas de risa y amistad. El dragón pronto se sintió más ligero y comenzó a reir. ¡La transformación fue mágica! La niebla se levantó y quedó un hermoso arcoíris que llenó el cielo.

- Gracias, pequeñas brillantes. Me habéis ayudado a recordar la alegría – dijo el dragón, ahora amable nuevamente.

A partir de ese día, el Dragón de Niebla se convirtió en el guardián del pueblo junto a Sol y las Twice, manteniendo la felicidad y la magia en el aire. Sol entendió que la vida estaba hecha de momentos, y que siempre podemos ayudar a aquellos que están tristes a encontrar su alegría otra vez.

- ¡Hoy es un gran día para todos! – exclamó Sol, con su cuerno brillante y alas que resplandecían.

Y así, Sol y sus nuevos amigos vivieron muchas aventuras, sabiendo que la amistad y la alegría son el mejor antídoto contra la tristeza.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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