Teresa y el Pato de los Sueños



Era un día soleado en la granja de Don Pedro. Teresa, una ovejita blanca y muy morosa, pastaba tranquila en el prado. Su mejor amigo, un pajarito llamado Pico, revoloteaba a su alrededor, cantando alegremente.

"¡Hola, Teresa! ¿Listo para una nueva aventura?" - gritó Pico emocionado mientras hacía piruetas en el aire.

"¡Por supuesto! ¿A dónde iremos hoy?" - respondió Teresa con su voz suave y melodiosa.

"He oído a los otros pájaros hablar de un lago mágico en el bosque. ¡Dicen que allí se puede ver al famoso Pato de los Sueños!" - explicó Pico, parándose en una rama cercana.

"¿El Pato de los Sueños? ¡Suena increíble!" - exclamó Teresa, moviendo su cola con entusiasmo.

Y así, comenzaron su camino hacia el bosque. Al llegar, los árboles parecían saludar a nuestros amigos. Las hojas brillaban con el sol, y el canto de otros pájaros llenaba el aire.

"¡Mirá qué lindo lugar!" - dijo Teresa sorprendida.

"Sí, pero debemos estar atentos. Hay historias de que el bosque puede ser un poco travieso..." - advirtió Pico mientras parpadeaba recorrido el lugar.

Mientras caminaban, Teresa y Pico se encontraron con un mensaje tallado en un tronco: "Si quieres encontrar al Pato de los Sueños, primero debes resolver un acertijo."

"¿Qué será?" - preguntó Teresa intrigada.

Justo en ese momento apareció una tortuga sabia que llevaba un sombrero viejo y un par de gafas.

"Hola, amigos. Soy Don Torto y puedo ayudarles con el acertijo. Escuchen bien: yo tengo dos patas, vuelo al revés, pero no soy un pez. ¿Quién soy?" - dijo con voz pausada.

"¡Eso es fácil! ¡Eres un pato!" - gritó Pico, emocionado.

"Correcto, pequeño pajarito. Y ahora pueden continuar su camino al lago mágico. Pero tengan cuidado, el camino puede volverse confuso. ¡Buen viaje!" - respondió Don Torto, guiñando un ojo.

Siguiendo las indicaciones de Don Torto, Teresa y Pico se adentraron más en el bosque. De repente, el entorno cambió; los árboles se veían extraños, y las sombras parecían moverse.

"Creo que estamos perdidos..." - dijo la ovejita con un poco de miedo.

"No te preocupes, Teresa. Solo hay que buscar señales. Recuerda que podemos encontrar nuestro camino si nos mantenemos juntos y pensamos. ¡Mira esa flor brillante!" - dijo Pico, señalando hacia una flor colorida.

Siguieron a la flor brillante, que parecía guiarlos. Al llegar a un claro, vieron finalmente un lago que reflejaba el cielo. En la orilla, descansaba un pato nadando plácidamente.

"¡Allí está el Pato de los Sueños!" - exclamó Pico.

Se acercaron, y el pato levantó la cabeza al verlos.

"¡Hola, amigos! Soy Patito, el Pato de los Sueños. ¿Qué los trae por aquí?" - dijo con una sonrisa.

"Vinimos a conocerte, Patito. Nuestro viaje fue aventurero y un poco desafiante, pero lo logramos con trabajo en equipo. ¡Y Pico resolvió un acertijo!" - dijo Teresa, orgullosa de su amigo.

"Bravo, Pico. La amistad y la colaboración son el verdadero tesoro. Aquí, les regalo una pluma mágica que les recordará que siempre pueden lograr sus sueños si trabajan juntos" - respondió Patito, dejando caer una pluma dorada sobre Teresa.

"¡Gracias, Patito! La guardaremos con cariño" - dijeron juntos.

Con su nueva pluma, Teresa y Pico se despidieron del Pato de los Sueños y regresaron a su granja, felices y llenos de historias para contar. Aprendieron que, a veces, hay que enfrentar obstáculos, pero si se tiene amistad y trabajo en equipo, todo es posible.

Desde entonces, cada vez que miraban la pluma en su hogar, recordaban su aventura y el valioso mensaje sobre el poder de la amistad.

FIN.

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