Toñito y el Misterio de la Oscuridad



Era una noche tranquila en el barrio de Toñito. Las estrellas brillaban en el cielo y la luna iluminaba suavemente los techos de las casas. Sin embargo, en la habitación de Toñito había más luz de la necesaria.

- ¡Mamá! - gritó Toñito - ¡no apagues la luz!

- Pero Toñito, es hora de dormir y la luz de la lámpara es muy fuerte - le respondió su mamá, asomándose por la puerta.

- ¡No puedo! - dijo Toñito con voz temblorosa. - Hay sombras, hay ruidos, no puedo quedarme a oscuras.

Su mamá suspiró, sabiendo que cada noche era igual. Para Toñito, la oscuridad era un lugar lleno de misterios que lo hacían sentir como si hubiera monstruos escondidos en las esquinas de su habitación.

Una noche, mientras la luz de la lámpara seguía encendida, Toñito se quedó mirando por la ventana.

- ¿No dijiste que las estrellas son las luces del cielo? - preguntó su papá, acercándose.

- Sí, pero... - murmuró Toñito. - ¿Qué hay debajo de la cama? ¿Y en el armario?

- Bajo de la cama vive Don Sombra, que solo quiere jugar con vos. Y en el armario, la Ropa Enfadada espera que le bajes un poco la temperatura. - dijo su papá sonriendo.

- No es gracioso - respondió Toñito. - Ellos son peligrosos.

Esa noche, decidió intentar dormir con la luz apagada. Se cubrió hasta la cabeza con su manta. Pero cada pequeña crujido lo incrementaba su miedo. Cuando finalmente se atrevió a mirar bajo la cama, vio algo asomándose.

- ¡Ay! - gritó, saltando de la cama.

Pero lo que encontró no era un monstruo, sino su viejo peluche, el Oso Aventura, que estaba en el suelo.

- ¿Ves? - dijo el Oso, acomodándose en su lugar. - No hay miedo en la oscuridad, solo aventuras esperando.

Toñito parpadeó, incrédulo. - ¿Aventuras?

- Sí. La oscuridad es el manto que cubre muchas historias emocionantes. - aclaró el Oso Aventura. - Si te atrevés a explorar, podrás descubrir tesoros maravillosos: tus propios superpoderes.

Toñito sintió curiosidad y un poco de valentía. - ¿Supongo que no hay nada malo en enfrentar un poco de oscuridad?

- Exacto - respondió el Oso. - Y puedo acompañarte.

Juntos decidieron aprender a enfrentar su miedo. Comenzaron a jugar a las sombras.

- Mira, ahí hay un dragón en la pared - dijo el Oso al ver la sombra de la lámpara.

- ¡Es un dragón gigantesco! - dijo Toñito entusiasmado, olvidando por un momento su miedo.

Así fue como la noche avanzó. Transformaron la oscuridad en un reino donde tenían superpoderes y podían ser lo que quisieran. Toñito se convirtió en un valiente caballero y el Oso Aventura en su compañero de aventuras.

Al final, cuando decidió que era momento de dormir, se sintió diferente.

- ¿Puedo dejar la luz apagada esta vez? - preguntó Toñito, sintiéndose más valiente.

- Claro que sí - respondió su mamá, muy orgullosa. - Hoy, tuviste el coraje de ser un aventurero.

Esa noche, Toñito cerró los ojos en la oscuridad, y en lugar de miedo, sintió emoción por todas las aventuras que aún quedaban por vivir.

FIN.

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