Un Día en la Granja de Sofía



Era un hermoso día de primavera en la granja de Sofía. El sol brillaba en el cielo, y las flores comenzaban a florecer. Sofía, una niña curiosa y llena de energía, decidió que era el día perfecto para invitar a sus compañeros de clase a conocerla y a aprender sobre los productos que se obtenían de los animales.

"¡Papá!", gritó Sofía entusiasmada. "Hoy vienen mis amigos a conocer la granja. ¿Podrías ayudarnos a mostrarles todo lo que hacemos aquí?"

"Claro que sí, Sofía", respondió su papá con una sonrisa. "Podemos prepararle un día especial. ¡Espero que tengan hambre! La leche de nuestras vacas y los huevos de las gallinas son un gran comienzo!"

A medida que avanzaba la mañana, los amigos de Sofía, Tomás, Lucía y Ignacio, llegaron con sus mochilas llenas de ganas de aventura.

"¡Hola, Sofía!", saludaron al unísono. "¿Qué haremos hoy?"

"¡Bienvenidos a mi hogar!", exclamó Sofía. "Hoy aprenderán de dónde vienen la leche, los huevos y todos los productos que pasan de la granja a nuestra mesa."

La primera parada fue el establo donde estaban las vacas.

"¿Saben que de las vacas obtenemos la leche?", preguntó Sofía.

"Sí, lo sabemos!", dijo Lucía. "Pero, ¿cómo se hace el queso?"

"¡Muy buena pregunta!", respondió el papá de Sofía. “Después de ordeñarlas, la leche se calienta y se le añaden otros ingredientes. También hay que dejarla fermentar. ¡Hoy podemos hacer un poco de queso fresco juntos!"

Todos aplaudieron al escuchar eso. Sofía fue hacia el lugar donde tenían los utensilios. Pero justo en ese momento, una de las vacas dio un pequeño paso hacia adelante y derribó un balde.

"¡Oh no!", exclamó Tomás.

"No hay problema, solo debemos asegurarnos de que la vaca no esté asustada", dijo el papá de Sofía mientras ayudaba a Sofía a limpiar el desorden, mientras los demás miraban sorprendidos.

Después de que las risas se calmaron, todos se pusieron manos a la obra. Sofía explicó cada paso mientras iban preparando el queso, y al terminar hubo un gran aplauso.

Sofía, sintiéndose orgullosa de su trabajo, dijo:

"¡Y ahora, vamos a buscar los huevos de las gallinas para hacer un omelet delicioso!"

Fueron a la gallinera donde las gallinas estaban en libertad.

"¿Saben cómo se recolectan los huevos?", preguntó.

"Claro, hay que tener cuidado de no asustarlas“, contestó Ignacio.

Rieron mientras intentaban atrapar los huevos que estaban escondidos. Sofía hablaba sobre la importancia de cuidar a las gallinas y mantenerlas felices.

"¿Y qué sucede con el pollo? ¿También los convertimos en comida?", preguntó Tomás.

"Sí, pero aquí en la granja tratamos a todos los animales con respeto. Solo criamos lo necesario para no desperdiciar nada", explicó Sofía.

Luego de recolectar los huevos, se dirigieron a la cocina. Sofía esperaba preparar el omelet, mientras su papá cocinaba el queso que habían hecho juntos. La cocina se llenó de deliciosos aromas.

De repente, el abuelo de Sofía apareció con un gran cesto de verduras frescas del huerto.

"¿Qué están haciendo, pequeños chefs?", preguntó riendo.

"¡Estamos cocinando!", respondieron todos al unísono.

"¿Y saben lo mejor de todo? También se puede hacer un batido delicioso con la leche y las frutas", agregó el abuelo. Los niños se miraron emocionados.

Al finalizar el día, se sentaron todos juntos a disfrutar su almuerzo al aire libre. Comieron omelet, un rico queso fresco y un batido de frutas. Mientras comían, Sofía preguntó:

"¿Qué fue lo que más les gustó del día?"

"Aprender sobre qué hay detrás de la comida", respondió Lucía.

"Y hacer el queso, fue genial!", dijo Ignacio.

"A mí me encantó recolectar los huevos", agregó Tomás.

De repente, el papá de Sofía dijo:

"Dado que todos disfrutaron su día en la granja, ¿por qué no hacemos esto una vez al mes?"

Los chicos aplaudieron y gritaron de alegría.

"¡Sí!", exclamaron todos juntos.

Y así, lo que había comenzado como un día escolar, se convirtió en una tradición en la granja de Sofía. Aprendieron no solo sobre la alimentación, sino sobre el trabajo en equipo, el respeto por los animales y el amor por la naturaleza.

Sintieron que la granja era más que un lugar, era un hogar lleno de sabiduría, risas y platos deliciosos.

FIN.

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