Una Aventura de Amistad



Había una vez en un pueblo alejado una niña llamada Clara, conocida por su valentía y su gran curiosidad. Un día, mientras paseaba por el bosque, escuchó un rumor: "¡Cuidado con el ogro!" Se decía que el ogro era un monstruo feroz que vivía en una cueva y que, si alguien se acercaba, lo devoraría sin pensarlo.

Sin miedo, Clara decidió aventurarse y demostrar que no había nada que temer. En su camino, se encontró con el sabio del pueblo, Don Ramón.

"Clara, ¿a dónde vas con tanta prisa?"

"Voy a buscar al ogro y a hablar con él. No creo que sea tan malo como dicen".

"Ten cuidado, querida. A veces las apariencias engañan".

Clara siguió caminando y, después de un rato, llegó a la entrada de la cueva del ogro. Con un profundo suspiro, se armó de valor y gritó:

"¡Ogro, ogro, salí!".

Al principio no escuchó nada, pero de repente, un fuerte estruendo se oyó y de la cueva salió un enorme ogro, verde y cubierto de barro.

"¿Quién se atreve a molestarme en mi hogar?" rugió el ogro.

"Soy Clara, y no vine a molestar. Solo quería conocerte".

El ogro, sorprendido por la valentía de la niña, respondió:

"¿Conocerme? ¿No te da miedo?".

"No, yo creo que ni los ogros son tan malos como dicen. Quizás solo están solos".

El ogro, que se llamaba Gregorio, se sintió tocado por las palabras de Clara. En su corazón había soledad y tristeza, ya que todos lo temían y evitaban. Clara decidió acercarse más.

"¿Por qué no invitas a los demás a conocerte?"

"Porque piensan que soy un monstruo y nadie quiere estar conmigo".

Clara tuvo una idea.

"¿Qué tal si hacemos una fiesta? Invitemos a todos del pueblo. Con tus talentosas manos podrías preparar un delicioso banquete".

Gregorio se sintió emocionado, pero dudaba:

"¿Y si no vienen?"

"¡Claro que vendrán! Vamos a prepararla juntos".

Clara y Gregorio comenzaron a organizar la fiesta. Ella le enseñó a hacer dulces y él preparó una sopa gigante. Cuando el día de la fiesta llegó, Clara fue al pueblo y repartió las invitaciones. La gente estaba un poco reticente, pero Clara les decía:

"Denle una oportunidad. No se arrepentirán".

Así fue como, con un poco de miedo y mucha curiosidad, los habitantes del pueblo decidieron ir a la cueva de Gregorio. Al llegar, vieron al ogro cocinando y preparando la mesa. Todos se sorprendieron, y Gregorio les sonrió tímidamente.

La fiesta resultó ser un éxito. La comida era deliciosa y la música hizo que todos se olvidaran de sus temores. Al final, todos rieron y disfrutaron juntos.

"¿Ves, Gregorio? No eras un monstruo. Solo necesitas un poco de amistad"

"¡Tenés razón, Clara! Nunca pensé que pudiera sentirme así".

Desde aquel día, los habitantes del pueblo y Gregorio se volvieron grandes amigos. Las risas resonaban en el bosque, y Clara aprendió que a veces, lo que parece aterrador es solo una oportunidad para conocer algo hermoso. El ogro nunca volvió a sentirse solo, y Clara se convirtió en una heroína no por haber enfrentado un monstruo, sino por haber ayudado a un amigo a encontrar su lugar en el mundo.

Y así, en el corazón del bosque, la amistad floreció, recordando a todos que a veces, incluso los ogros necesitan amor.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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