Una Aventura Verde



Había una vez en un frondoso bosque, un grupo de animales que eran inseparables. Estaban Tico el castor, Lía la ardilla, Rocco el ciervo y Kiki la tortuga. Todos vivían felices en un hogar lleno de árboles altos, ríos cristalinos y flores de colores.

Un día, mientras Tico construía su represa con palos y hojas, Lía se acercó dando brincos.

"¡Hola, Tico! ¿Qué estás haciendo hoy?" - preguntó Lía.

"¡Hola, Lía! Estoy construyendo una represa. Quiero hacer un lugar donde podamos jugar y nadar todos juntos. ¡Ven a ayudarme!" - respondió Tico.

Lía sonrió emocionada y dijo:

"¡Claro, eso suena genial! Pero necesitamos más ayuda. ¡Voy a buscar a Rocco y Kiki!" Y salió corriendo por el bosque.

Mientras tanto, Rocco estaba pastando tranquilamente cerca de un claro.

"¡Rocco! Ven a ayudarnos, estamos construyendo una represa para que todos podamos jugar" - gritó Lía.

"¡Genial! Me encanta nadar. Si quieres, puedo traer algunas ramas del otro lado del río." - dijo Rocco.

Lía asintió con la cabeza y juntos se dirigieron hacia donde estaba Kiki.

Kiki era un poco más lenta, pero siempre estaba dispuesta a ayudar. Cuando llegaron a su lado, Lía le dijo:

"Kiki, ¡Tico y yo estamos construyendo una represa! ¿Te gustaría unirte a nosotros?" -

"¡Por supuesto! Me encanta ayudar. Pero, ¿qué tal si también recogemos algunas flores para decorar el lugar?" - sugirió Kiki, con una sonrisa.

Los amigos estuvieron de acuerdo y juntos comenzaron a trabajar en equipo. Mientras Tico construía, Lía corría de un lado a otro trayendo cosas, Rocco recogía ramas y Kiki llenaba su caparazón con flores.

Sin embargo, de repente, Rocco se detuvo y miró hacia el río.

"Eh, chicos, ¿ven eso? Hay mucha basura en el agua. No se ve bien y los peces no pueden vivir así. ¡Debemos hacer algo!" - exclamó Rocco.

Los amigos se miraron preocupados. Tico dijo:

"¡Eso no está bien! Si el río no está sano, no podremos disfrutar del agua, ni siquiera la represa servirá para jugar. ¡Debemos limpiar!" - sugirió Tico.

"Pero, ¿cómo podemos hacerlo? Somos solo cuatro amigos", murmuró Kiki, un poco desalentada.

Lía, siempre llena de energía, sonrió y dijo:

"¡Podemos invitar a más amigos del bosque! Si todos trabajamos juntos, será mucho más fácil." -

Decididos, Lía fue a buscar a sus amigos. En poco tiempo, más animales llegaron: los patos, el zorro, las aves y hasta un grupo de conejos.

Juntos formaron una gran cadena humana, pasándose la basura y llenando bolsas. Cada uno hacía su parte. Rocco ayudaba a que los más pequeños levantaran lo que había en el agua, Kiki motivaba a sus amigos a seguir trabajando y Tico coordinaba todo para que fluyera.

Después de varias horas de esfuerzo, el lugar lucía brillante y limpio. El agua del río volvió a ser clara y los peces saltaron felices.

"¡Logramos hacerlo! Miren qué lindo está el río ahora!" - exclamó Tico con orgullo.

"¡Sí! El trabajo en equipo realmente hace la diferencia!" - agregó Lía emocionada.

Kiki, muy contenta, se vio rodeada de flores que había recogido. En ese momento, todos sintieron una gran satisfacción, no sólo por haber limpiado el río, sino por haber trabajado juntos.

"Aprendí que cuidar el bosque es tan importante como jugar en él. Si todos hacemos nuestra parte, podemos mantenerlo hermoso" - dijo Kiki con una sonrisa.

Y así, nuestros amigos continuaron jugando en su represa, sabiendo que habían hecho algo magnífico. Aprendieron que el respeto por la naturaleza y el trabajo en equipo los hacía no solo mejores amigos, sino también mejores guardianes de su hogar.

Desde ese día, cada vez que querían jugar en la represa, también dedicaban un tiempo para cuidar su bosque. Y así, pasaron muchas aventuras, siempre recordando el valor de la amistad, la diversión y lo más importante, cuidar el entorno que compartían.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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