Yeyé y el Edificio Maravilloso



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Colorín, una joven arquitecta llamada Yeyé. Era conocida por su imaginación y su talento para diseñar casas y puentes. Un día, el alcalde del pueblo, don Teodoro, la llamó para una tarea especial.

"Yeyé, necesitamos un edificio que sea el más maravilloso del mundo, que pueda albergar la biblioteca, el museo y un centro de actividades para los niños" - dijo don Teodoro con una gran sonrisa.

Yeyé se emocionó al escuchar el encargo, pero también se sintió un poco asustada. ¿Cómo podría construir algo tan increíble?"¿Cómo empezaré?" - se preguntó mientras miraba por la ventana.

Esa noche, mientras soñaba, tuvo una idea brillante. Decidió que su edificio debía reflejar la diversidad del pueblo. Sería un lugar donde todas las voces se escucharan y donde los sueños de los niños pudieran hacerse realidad. Al día siguiente, Yeyé se puso a trabajar. Comenzó a dibujar planos llenos de colores y formas divertidas.

Llamó a todos los vecinos a una reunión en el parque.

"Quiero que todos ustedes me ayuden a crear el edificio más maravilloso del mundo. Necesito ideas, deseos y un poco de su magia" - explicó Yeyé.

Los habitantes del pueblo la miraron con asombro. La señora Rosa, la florista, levantó la mano y dijo:

"Podríamos tener un jardín en la azotea lleno de flores exóticas".

Y el señor Juan, el panadero, agregó:

"Y un rincón donde podamos vender pan fresco para todos".

Así, las ideas fueron fluyendo, hasta que un niño del rincón gritó:

"¡Podríamos incluir una zona de juegos ni bien entres!".

Yeyé sonrió al escuchar la sugerencia. Las ideas de todos se combinaron en un gran collage que pasaba de uno a otro, así que Yeyé decidió llevar el siguiente paso a cabo.

Mientras tanto, la noticia del edificio maravilloso se esparció por el pueblo y atrajo la atención de una periodista del diario local. Ella vino a ver a Yeyé.

"¿Cuál es tu secreto para diseñar algo tan mágico?" - le preguntó.

Yeyé, con humildad, respondió:

"El secreto está en escuchar a la comunidad, en incluir a todos y hacer del edificio un lugar para los sueños de todos".

Los días pasaron y el trabajo comenzó. Pero cuando ya tenían el edificio casi terminado, un fuerte viento comenzó a soplar y, de repente, ¡una tormenta estalló! Muchos pensaron que el edificio se caería.

Yeyé salió a asegurarse de que todo estaba en orden y vio que, a pesar del viento, el edificio soportaba la tormenta gracias a la unión de todos los materiales que habían recolectado juntos.

"¡Es más fuerte de lo que pensamos!" - gritó Yeyé mientras miraba su creación.

Con el tiempo, la tormenta cesó y el sol brilló nuevamente. El pueblo se reunió para celebrar la inauguración del edificio. Cuando entraron, los ojos de todos se iluminaron. Había un jardín en la azotea, una zona de juegos al ingresar, un rincón de pan recién horneado, libros por todas partes y un espacio donde se escuchaban risas de los niños.

"¡Es realmente maravilloso!" - exclamó don Teodoro.

Yeyé miró a su alrededor y sonrió al ver cómo su sueño y el de muchos se habían vuelto realidad.

"Cada uno de ustedes aportó algo especial, y este edificio es un reflejo de nuestra comunidad" - dijo Yeyé con los ojos brillantes.

Desde ese día, el edificio se convirtió en un lugar donde se contaban historias, se soñaba en grande y donde cada niño podía ser lo que quisiera. Yeyé aprendió que los mejores proyectos son aquellos que se hacen en comunidad.

Así, Yeyé pasó a ser conocida no solo como la arquitecta del edificio más maravilloso del mundo, sino como la mujer que supo escuchar y unir a su pueblo. Y Colorín, con su nuevo edificio, se transformó en un lugar aún más especial, lleno de magia y alegría.

Y colorín colorado, este cuento se ha terminado.

FIN.

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