El sueño de Elis
Elis era una niña muy curiosa y soñadora. Desde pequeña, había sentido una gran fascinación por viajar y explorar lugares nuevos.
Siempre se imaginaba cómo sería visitar las pirámides de Egipto, caminar por la Gran Muralla China o incluso volar al espacio en una nave espacial. Un día, mientras paseaba por el parque con su mejor amigo Tomás, le contó su gran sueño de viajar por el mundo y por el espacio.
Tomás la escuchó atentamente y le preguntó: "¿Y cómo piensas hacerlo? ¿No es algo imposible?". Elis sonrió con determinación y respondió: "No hay nada imposible si uno tiene fe en sus sueños y trabaja duro para alcanzarlos".
Desde ese momento, Elis comenzó a investigar todo lo relacionado con los viajes alrededor del mundo y al espacio.
Leía libros sobre astronautas famosos como Neil Armstrong o Yuri Gagarin, estudiaba los planetas del sistema solar e incluso aprendió un poco de chino mandarín para estar preparada cuando finalmente visite China. A medida que fue creciendo, Elis siguió trabajando duro para alcanzar su sueño. Ahorraba dinero haciendo pequeños trabajos en casa, como cocinar para su familia o cuidando a sus mascotas.
También se aseguraba de estudiar mucho en la escuela para poder tener buenas notas. Un día llegó la noticia que cambiaría su vida para siempre: había ganado un concurso nacional para visitar la Estación Espacial Internacional durante una semana entera.
Elis no podía creerlo. Su sueño estaba a punto de hacerse realidad gracias a todo el esfuerzo y dedicación que había puesto en él.
Junto con otros niños de diferentes partes del mundo, viajó a la estación espacial para vivir una experiencia única. Allí aprendió cómo los astronautas trabajan y viven en el espacio, experimentó la gravedad cero y pudo ver la Tierra desde una perspectiva completamente diferente. Fue una semana llena de aventuras y descubrimientos que jamás olvidará.
Cuando regresó a casa, Elis se dio cuenta de que su sueño no era solo sobre viajar por el mundo y al espacio, sino también sobre creer en uno mismo y trabajar duro para alcanzar las metas que se proponen.
Se convirtió en un ejemplo para muchos niños que, como ella, tienen grandes sueños. Y así fue como Elis logró cumplir su gran sueño gracias a su perseverancia y determinación.
¿Y tú? ¿Tienes algún sueño por cumplir? ¡Nunca es tarde para empezar!"¡Wow Elis! ¡Qué historia increíble! Ya quiero ser grande como tú para hacer cosas impresionantes". Dijo Tomás emocionado. "No hace falta ser grande Tomás.
Solo hay que tener fe en nuestros sueños y trabajar duro para alcanzarlos" Respondió Elis con una sonrisa radiante.
FIN.