A Joyful Journey of Love and Growth



Había una vez un niño llamado Mateo que asistía al jardín. Todos los días iba muy contento, porque le encantaba bailar, cantar y jugar con sus amigos.

En el jardín, tenía muchos compañeros de juegos como Bruno, Felipe, Patito y todos los demás. Mateo se divertía tanto en el jardín que los días en los que no había clases extrañaba mucho a su maestra Agustina. Ella siempre estaba pendiente de ellos y les enseñaba muchas cosas interesantes.

Un día soleado, después de una mañana llena de risas y diversión en el jardín, llegó la hora de irse a casa. Mateo esperó ansioso a que su mamá Viviana fuera a buscarlo.

Mientras esperaba, observó cómo las hojas caían de los árboles y se llevaban por el viento. Finalmente, Viviana llegó sonriente y abrazó cariñosamente a Mateo. "¡Hola mi amor! ¿Cómo estuvo tu día?" preguntó ella con entusiasmo.

"-Fue genial mamá", respondió Mateo emocionado mientras tomaba la mano de su mamá para caminar hacia casa. En el camino a casa, Mateo le contó a Viviana todas las actividades divertidas que habían hecho en el jardín ese día.

Le habló sobre cómo había bailado al ritmo de la música y cómo había jugado al fútbol con sus amigos. Viviana escuchaba atentamente cada palabra que decía Mateo y sonreía orgullosa por lo feliz que era su hijo en el jardín.

Sabía lo importante que era para él tener esos momentos llenos de alegría y aprendizaje. Al llegar a casa, Mateo se sentó en la mesa mientras Viviana preparaba una rica merienda para él.

Mientras comían, Mateo le preguntó a su mamá si podían hacer algo especial juntos. "-Claro que sí, mi amor. ¿Qué te gustaría hacer?" respondió Viviana con cariño. Mateo pensó por un momento y luego dijo: "-Me encantaría bailar contigo, mamá.

¿Podemos poner música y bailar juntos?"Viviana sonrió emocionada por la idea y rápidamente puso música alegre en el equipo de sonido. Los dos comenzaron a moverse al ritmo de la melodía, riendo y disfrutando del momento.

Mientras bailaban, Mateo miró a su mamá y le dijo: "-Gracias por llevarme al jardín todos los días, mamá. Me divierto mucho allí". Viviana abrazó fuertemente a Mateo y respondió: "-De nada mi amor. Ver tu felicidad es lo más importante para mí".

Desde ese día, Mateo valoró aún más su tiempo en el jardín y siempre esperaba ansioso cada mañana para volver a jugar con sus amigos. Sabía que ahí aprendía cosas nuevas mientras se divertía.

Y así continuaron las aventuras de Mateo en el jardín, llenas de risas, bailes y juegos junto a sus amigos.

Siempre recordaría esos momentos especiales con cariño gracias al apoyo incondicional de su mamá Viviana, quien siempre estuvo ahí para acompañarlo en cada paso del camino hacia su crecimiento y felicidad.

FIN.

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