A Jumping Adventure
Había una vez un conejo blanco llamado Benito, que era conocido por su habilidad para saltar muy alto. Un día, mientras jugaba en el bosque, Benito saltó tan alto que terminó aterrizando en la luna.
Al llegar a la luna, Benito se dio cuenta de que las estrellas eran diferentes allí. No solo brillaban intensamente, sino que también tenían colores vibrantes y se movían rápidamente.
Al principio, Benito estaba asustado y no sabía cómo enfrentarse a este nuevo desafío. En ese momento apareció Estrellita, una pequeña estrella rosada con ojos brillantes y una sonrisa amigable. "¡Hola, Conejito! ¿Eres nuevo aquí?"- preguntó Estrellita con curiosidad.
Benito miró a Estrellita y respondió: "Sí, llegué hasta aquí saltando desde la Tierra. Pero ahora me encuentro con estas estrellas coloridas que se mueven muy rápido". Estrellita le explicó al conejito que esas estrellas eran como obstáculos en su camino y debía esquivarlas para seguir adelante.
Le dijo además que cada vez que lograra esquivar una estrella recibiría puntos de luz mágicos. Benito decidió aceptar el desafío y comenzó a saltar entre las estrellas de colores mientras Estrellita lo animaba desde arriba.
Después de algunos intentos fallidos, Benito comenzó a entender cómo funcionaban las estrellas y aprendió a anticiparse a sus movimientos. Saltaba con agilidad y destreza entre ellas sin ser tocado por ninguna.
A medida que avanzaba en su camino, Benito se dio cuenta de que las estrellas coloridas formaban diferentes figuras en el cielo. Había estrellas que parecían flores, otras que eran como animales y algunas incluso recordaban a su amiga Estrellita.
Con cada salto exitoso, Benito sentía una gran alegría y sus saltos se volvían más altos y poderosos. Ganaba puntos de luz mágicos que hacían brillar su pelaje blanco aún más. Después de mucho esfuerzo y determinación, Benito llegó al final del recorrido lunar.
Allí lo esperaba Estrellita con una corona hecha de luces brillantes. "¡Felicidades, Conejito! Has superado todos los obstáculos y has demostrado tu valentía y habilidad para saltar. Por eso te entrego esta corona como símbolo de tu victoria"- dijo Estrellita emocionada.
Benito estaba radiante de felicidad mientras se ponía la corona en su cabeza. Se había convertido en un verdadero campeón lunar gracias a su destreza para saltar alto y esquivar las estrellas coloridas.
Desde aquel día, Benito siguió visitando la luna regularmente para jugar con Estrellita y practicar sus habilidades de salto. Siempre recordaba la lección aprendida: no importa cuán desafiante pueda ser el camino, siempre hay formas creativas de enfrentarlo y superarlo.
Y así fue como el conejo blanco llamado Benito inspiró a otros animales del bosque a alcanzar sus sueños saltando alto hacia las estrellas.
FIN.