A Oscuridad y el Viaje de los Colores
En un pequeño pueblito rodeado de montañas, vivía una niña llamada Lila. Desde que nació, Lila tenía una habilidad especial: podía ver los colores más brillantes y hermosos que jamás se hubieran imaginado. Cada mañana, al despertar, el mundo de Lila se llenaba de matices vibrantes que danzaban a su alrededor.
Pero un día, algo extraño ocurrió. Un manto de oscuridad comenzó a extenderse por todo el pueblo. Las flores se marchitaron, los pájaros dejaron de cantar y la risa de los niños se apagó. Todo se volvió gris y triste, y Lila, que siempre había amado los colores, sintió que su corazón se llenaba de preocupación.
- ¿Qué está pasando, mamá? -le preguntó Lila a su madre, mientras miraba por la ventana, intentando encontrar algún rayo de luz.
- No lo sé, hija. Todo parece haber perdido su brillo -respondió su madre con una voz apagada.
- ¡Debo hacer algo! -exclamó Lila, sintiendo que la oscuridad la llamaba.
Lila decidió salir a explorar. Caminó por las calles desiertas hasta llegar al parque, donde una vez habían jugado todos los niños. Allí, encontró a un pequeño gato negro, asustado y temblando.
- ¡Hola! -dijo Lila, agachándose para acariciarlo- ¿Te llamas como yo?
- Me llamo Oscuro -respondió el gato con un suave maullido-. La oscuridad me atrapó.
- ¡No te preocupes, Oscuro! ¡Te sacaré de aquí! -prometió Lila, sintiendo que juntos podrían enfrentar cualquier desafío.
Unidos en su aventura, Lila y Oscuro decidieron buscar a los colores que habían desaparecido. Siguieron el rastro de un brillo tenue que se veía a lo lejos. Al llegar a un bosque encantado, se encontraron con varios personajes inusuales: un loro artístico, una mariposa pintora y un pez que cantaba melodías. Todos estaban tristes por la falta de color en el mundo.
- ¿Por qué están tan apagados? -preguntó Lila.
- La oscuridad nos ha robado nuestros colores -respondió el loro-. Sin colores, no sabemos cómo crear.
- Pero los colores están dentro de nosotros, solo debemos encontrarlos -dijo Lila con determinación.
Así que juntos, comenzaron a trabajar en equipo. La mariposa pintora usó su magia para dar pequeños toques de color a las flores marchitas mientras el pez cantaba canciones alegres. Lila, inspirada por su viaje, hizo que Oscuro contara historias sobre la valentía y la amistad.
Poco a poco, el bosque comenzó a resplandecer. Los colores se desbordaron desde el corazón de cada uno, creando una luz brillante que ahuyentó la oscuridad.
- ¡Lo logramos! -gritó Lila, saltando de alegría y viendo cómo todo el parque recuperaba su esplendor.
- No solo hemos recuperado los colores, sino también la esperanza -dijo Oscuro, con sus ojos brillantes.
Lila y sus nuevos amigos aprendieron que, aunque la oscuridad puede parecer aterradora y abrumadora, siempre hay una manera de iluminarla a través de la creatividad, el trabajo en equipo y la alegría. Y de ese día en adelante, Lila no solo vio colores en el mundo, sino que también los trajo de vuelta a aquellos que lo necesitaban, convirtiéndose en una artista de la esperanza.
Así, la vida en el pueblo volvió a ser vibrante y alegre. Lila, Oscuro y sus amigos continuaron creando y compartiendo su magia, recordando siempre que, incluso en tiempos oscuros, el color y la felicidad siempre pueden regresar si uno se esfuerza por encontrarlos.
FIN.