A Tale of Friendship
Había una vez un niño llamado Facundo que vivía en un pequeño pueblo. Facundo era un niño muy curioso y le encantaba pasar su tiempo libre explorando el parque cerca de su casa.
Siempre llevaba consigo a su fiel amigo gatito, llamado Pelusa, quien lo acompañaba a todas partes. Un día soleado, Facundo decidió llevar a Pelusa al parque para disfrutar del aire fresco y jugar en los columpios.
Mientras caminaban por el parque, vieron algo inusual: una pequeña lagartija verde descansando sobre una roca. Facundo se acercó lentamente y extendió la mano hacia la lagartija. Para su sorpresa, la pequeña criatura no huyó asustada sino que se dejó acariciar.
Fascinado por este encuentro, Facundo decidió llevarla a casa y llamarla Lila. Los días pasaron y Facundo se dio cuenta de que Lila era diferente a cualquier otra mascota que había tenido antes.
A diferencia de Pelusa, Lila no podía jugar con pelotas o seguirlo por todos lados como lo hacía el gatito. Sin embargo, Lila tenía otras habilidades interesantes; podía trepar paredes e incluso cambiar de color según su entorno.
Facundo comenzó a investigar sobre las lagartijas y aprendió muchas cosas fascinantes sobre ellas. Descubrió que son reptiles asombrosos capaces de adaptarse fácilmente a diferentes ambientes y sobrevivir en condiciones adversas.
Un día mientras estaban jugando en el parque nuevamente, Facundo notó algo extraño: había un árbol enorme con ramas altas y frondosas. La curiosidad de Facundo lo llevó a trepar por el árbol, pero se dio cuenta de que estaba muy alto y tenía miedo de caerse.
En ese momento, Lila mostró su habilidad para trepar paredes y comenzó a escalar el árbol sin esfuerzo. Facundo quedó asombrado al ver cómo Lila llegaba a las ramas más altas sin temor alguno. "¡Increíble, Lila! ¿Puedes ayudarme a bajar del árbol?"- le preguntó Facundo con entusiasmo.
Lila bajó rápidamente del árbol y se acercó a Facundo. Juntos encontraron una solución: Facundo agarraría la cola de Lila mientras ella descendía cuidadosamente hasta llegar al suelo. Fue un plan perfecto y lograron regresar sanos y salvos.
Facundo aprendió una valiosa lección ese día: todos tenemos diferentes habilidades y fortalezas. A veces necesitamos la ayuda de otros para superar nuestros miedos o enfrentar desafíos, al igual que él necesitaba la ayuda de Lila para bajar del árbol.
A partir de ese día, Facundo valoraba aún más la amistad tanto con Pelusa como con Lila. Comprendió que cada uno tenía algo especial para ofrecer y disfrutaba aprender cosas nuevas junto a ellos.
Así, Facundo continuó explorando el parque con sus fieles amigos gatito y lagartija, descubriendo un mundo lleno de diversión, aventuras y amistades inesperadas.
FIN.