A Tomatos Journey


se emocionó mucho. Si los jitomates mexicanos eran tan deliciosos, pensó Tomás, seguramente sería maravilloso que más personas pudieran probar su sabor.

Tomás decidió entonces emprender un viaje hacia la frontera con Estados Unidos para ver cómo era el proceso de exportación. Caminó durante días bajo el sol ardiente y atravesó campos y montañas hasta llegar a un enorme mercado en la ciudad fronteriza. Allí, se encontró con otros jitomates que también querían ser exportados.

Había jitomates pequeños, grandes, redondos y alargados. Todos tenían sueños similares: ser apreciados por personas de todo el mundo. Tomás se acercó a uno de los agricultores que estaba seleccionando los mejores jitomates para enviar al extranjero.

"Disculpe" , dijo Tomás tímidamente, "me gustaría saber cómo puedo ser parte de esta exportación". El agricultor miró a Tomás con curiosidad y sonrió. "Eres un jitomate muy especial", le dijo.

"Tu tamaño y tu color rojo intenso te hacen perfecto para la exportación". Tomás sintió una gran alegría en su corazón. Sin embargo, el agricultor también le advirtió sobre los desafíos del viaje hacia Estados Unidos. Habría muchos obstáculos como inspecciones aduaneras y largas distancias por recorrer.

"¡No importa!", exclamó Tomás determinado. "Quiero compartir mi sabor único con el mundo entero". Así fue como Tomás fue colocado cuidadosamente en una caja junto a otros jitomates seleccionados para la exportación.

El viaje fue largo y agotador, pero Tomás se mantuvo firme en su objetivo. Finalmente, la caja de jitomates llegó a un supermercado en Estados Unidos. Los clientes quedaron asombrados al ver los jitomates mexicanos tan grandes y rojos.

"Son increíbles", decían mientras los tomaban en sus manos. Tomás estaba feliz de haber cumplido su sueño de ser apreciado por personas de diferentes lugares. Pero no se conformó con eso, quería hacer algo más especial.

Un día, mientras una madre elegía algunos jitomates para preparar una deliciosa salsa, Tomás le habló en voz baja: "Señora, si me lleva a casa, prometo darle el mejor sabor que jamás haya probado". La mujer miró sorprendida al pequeño jitomate parlante y sonrió.

Ella decidió llevarse a Tomás a casa y preparar una deliciosa salsa con él. Cuando la familia probó la salsa hecha con Tomás, quedaron maravillados por su sabor único y exquisito.

La noticia sobre el jitomate parlante y su increíble sabor se extendió rápidamente por toda la ciudad. Pronto, Tomás se convirtió en el aliado perfecto para todas las comidas deliciosas en las casas de las personas.

Su fama creció tanto que incluso apareció en programas de televisión e hizo giras por todo el país. A medida que pasaba el tiempo, Tomás nunca olvidó sus raíces ni dejó que la fama lo cambiara. Siempre recordaba su humilde origen como un pequeño jitomate mexicano que deseaba compartir su sabor con el mundo.

Y así, Tomás demostró que cualquier sueño puede hacerse realidad si uno se lo propone. Su historia inspiró a muchas personas a seguir sus pasiones y a nunca olvidar de dónde vienen.

Y colorín colorado, este cuento del jitomate Tomás ha terminado.

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