A volar sin miedo



Había una vez una familia que vivía en Buenos Aires, Argentina. Mamá, papá y sus dos hijos, Martín y Sofía, decidieron hacer un viaje a Mendoza para conocer las hermosas montañas y disfrutar de la naturaleza.

El día del viaje, todos estaban muy emocionados. Pero había un pequeño problema: tanto Martín como Sofía tenían miedo de volar en avión. Los niños se imaginaban mil cosas malas que podrían suceder durante el vuelo.

Mamá y papá trataban de tranquilizarlos explicándoles lo seguro que era volar, pero los niños seguían preocupados. Entonces mamá tuvo una idea brillante. Unos días antes del viaje, mamá llevó a Martín y Sofía al aeropuerto para que conocieran cómo funcionaba todo.

Les enseñó las diferentes áreas del aeropuerto: el mostrador de check-in, la sala de espera y finalmente el avión. Al subir al avión vacío, mamá les mostró los asientos y les explicó cómo abrocharse los cinturones de seguridad.

También les habló sobre los pilotos y cómo ellos eran expertos en volar. "¿Sabían que hay más posibilidades de tener un accidente en auto que en avión?", dijo mamá tratando de tranquilizarlos.

Martín miraba por la ventana del avión con asombro mientras mamá continuaba su explicación:"Los pilotos pasaron muchos años aprendiendo a volar seguro. Además, hay muchas personas trabajando detrás de escena para asegurarse de que todo funcione correctamente.

"Sofía comenzaba a sentirse más tranquila mientras observaba cómo los auxiliares de vuelo preparaban todo para el despegue. "¿Y qué pasa si hay turbulencia?", preguntó Martín preocupado. Mamá le sonrió y respondió:"La turbulencia es como un bache en la ruta.

A veces, durante el vuelo, podemos sentir movimientos bruscos, pero los pilotos están entrenados para manejarlos. Es algo normal y no debemos tener miedo. "Martín y Sofía escuchaban atentamente cada palabra de mamá. Comenzaron a entender que volar no era tan aterrador como pensaban.

Finalmente, llegó el día del viaje a Mendoza. La familia se dirigió al aeropuerto con mucha emoción. Martín y Sofía estaban nerviosos pero recordaron las palabras de mamá: "Los pilotos saben lo que hacen".

Cuando subieron al avión, encontraron sus asientos y se abrocharon los cinturones sin ningún problema. Mamá les dio una mirada orgullosa mientras papá les mostraba por la ventana cómo iban tomando altura.

El avión comenzó a moverse por la pista y luego despegó suavemente hacia el cielo azul. Los niños se aferraron a los brazos de sus padres pero pronto notaron que volar era emocionante. "¡Miren! ¡Estamos volando!", exclamó Sofía con una sonrisa en su rostro.

Martín también soltó una risita nerviosa mientras disfrutaba de las vistas desde arriba. Durante todo el vuelo, mamá les contaba historias sobre las nubes y cómo se formaban las montañas. Papá les mostraba fotos hermosas de Mendoza para que se emocionaran aún más.

Cuando el avión aterrizó en Mendoza, Martín y Sofía saltaron de alegría. Se habían dado cuenta de que su miedo a volar había sido solo producto de la imaginación.

A lo largo del viaje, Martín y Sofía aprendieron que enfrentar sus miedos les permitió disfrutar de nuevas experiencias. Y desde ese día, nunca más tuvieron miedo de volar. Y así, la familia disfrutó su maravilloso viaje en Mendoza, creando recuerdos inolvidables y aprendiendo valiosas lecciones sobre superar los temores.

FIN.

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