Abdul y el viaje a la Tierra de la Humildad
Abdul era un niño mexicano lleno de alegría y curiosidad. Desde que vio un programa de televisión sobre Disney land, soñaba con visitar ese lugar mágico. Todos los días le pedía a sus padres que lo llevaran, pero ellos siempre respondían:
"Abdul, eso es muy caro. No podemos permitirnos un viaje así."
Abdul no entendía por qué algo tan hermoso y divertido no estaba al alcance de todos. Decidió que haría todo lo posible por llegar a Disney land. Así que comenzó a ahorrar cada peso que le daban y ayudaba a sus vecinos con trabajos sencillos para ganar un poco más de dinero. Después de mucho esfuerzo, finalmente tuvo suficiente para comprar un pasaje, pero solo llegaba para el boleto de avión.
"Papá, mamá, ¡tengo el dinero para el pasaje!"
Sus padres se miraron preocupados.
"Abdul, viajar a otro país y visitar Disney land es costoso. No podemos gastar tanto dinero en un capricho."
Abdul no quiso escuchar razones. Estaba decidido a cumplir su sueño. Empacó sus cosas en una pequeña mochila y salió en busca de aventuras. Al llegar al aeropuerto, se dio cuenta de que no había hecho ningún plan y no sabía cómo seguir. Entonces, una voz amable se acercó a él y le preguntó si necesitaba ayuda. Era un señor muy sabio que le explicó que para llegar a su destino, debía viajar a otro lugar, llamado 'La Tierra de la Humildad'. Abdul nunca había oído hablar de ese lugar, pero el señor le aseguró que sería una experiencia maravillosa.
"La Tierra de la Humildad es un lugar donde aprenderás a valorar lo que tienes, a ayudar a los demás y a ser agradecido por las pequeñas cosas", le dijo el sabio hombre. Abdul aceptó la propuesta y partió hacia la Tierra de la Humildad. Al llegar, se encontró con personas amables que le enseñaron grandes lecciones. Aprendió a valorar su hogar, a compartir con quienes tenían menos y a ser agradecido por las pequeñas alegrías de la vida. Al final de su aventura, comprendió que no necesitaba ir a Disney land para ser feliz. La verdadera magia estaba en su corazón y en las personas que lo rodeaban. Regresó a casa con una sonrisa radiante y un corazón lleno de humildad. Sus padres lo abrazaron con amor y Abdul les contó todas las lecciones que había aprendido en su viaje. Desde entonces, fue un niño más consciente, solidario y feliz. Y aunque nunca llegó a Disney land, descubrió que la verdadera magia estaba en ser humilde y agradecido. Fin.
FIN.