Abraham y sus Vacas Sabias



En un pequeño pueblo de Argentina, vivía una niña llamada Abrahamnys. Tenía un corazón enorme, y su amor por los animales era aún más grande. Su lugar favorito en el mundo eran los pastizales donde jugaba y cuidaba de sus dos vacas: Lola y Mariposa.

Abrahamnys siempre pasaba sus días en el campo, enseñando a Lola y Mariposa sobre los valores más importantes del mundo. Un día, mientras acariciaba a Lola, tuvo una idea brillante.

"- ¡Lola! Creo que deberíamos enseñar a todos en el pueblo lo que sabemos sobre el respeto hacia los animales!" dijo con entusiasmo.

Lola, con sus ojos grandes y suaves, movió su cabeza de un lado a otro, como si entendiera.

"- Eso sería genial, Abrahamnys. Todos deberían saber que sentimos como ellos. " respondió con un suave mugido.

Mariposa, que era un poco más tímida, se acercó con cautela. "- ¿Cómo haremos eso?" preguntó.

"- ¡Haremos un espectáculo!" exclamó Abrahamnys, llena de energía.

Así, se les ocurrió hacer una feria en el pueblo, donde exhibirían las habilidades especiales de Lola y Mariposa.

Los días pasaban, y Abrahamnys entrenaba a sus vacas. Lola aprendió a dar vueltas, mientras que Mariposa podía caminar en línea recta siguiendo la voz de su dueña.

Finalmente llegó el gran día. Todos en el pueblo se reunieron en la plaza. Abrahamnys, vestida con un hermoso vestido floral, subió al escenario con Lola y Mariposa.

"- Bienvenidos a la Feria de la Empatía Animal!" gritó, y la multitud aplaudió.

Mi chiquitita se puso nerviosa al ver tantas caras, pero respiró hondo y continuó. "- Hoy queremos compartir lo que hemos aprendido sobre el respeto y amor hacia nuestros amigos animales. "

Lola dio una vuelta impecable, y todos aplaudieron. Mariposa, con un paso elegante, se paseó por el escenario mientras Abrahamnys la guiaba.

"- ¡Miren!" dijo, "- Lola y Mariposa no solo son vacas, también son amigas que sienten!" La multitud estaba asombrada.

Abrahamnys contó una historia sobre una mañana de invierno. "- Un día me encontré a Lola muy triste porque su amiga Mariposa había estado lejos, pastando en otro campo. Les prometí que nunca más las separaría. " La gente sonreía, sintiendo la conexión entre las vacas.

Sin embargo, de repente un grupo de niños comenzó a reírse y a decir: "- ¡Eso no puede ser! Las vacas son solo animales. " Abrahamnys sintió un nudo en el estómago y miró a sus vacas, que la miraban preocupadas.

“¿Qué voy a hacer? ” pensó. Pero se acordó de lo que Lola y Mariposa le habían enseñado: el amor y el respeto siempre deben ser defendidos.

"- ¡Un momento!" dijo Abrahamnys, y se acercó a los niños. "- ¿Alguna vez han sentido tristeza por perder a un amigo?" los miró fijamente. Los niños, viendo la sinceridad en su rostro, negaron con la cabeza, pero lo pensaron.

"- Bueno, eso mismo sienten ellas. Lola y Mariposa son amigos entre sí, y se preocupan cuando están separadas. " La multitud empezó a murmurar, más interesados.

Abrahamnys luego explicó sobre la importancia de cuidar a los animales, de cómo merecen ser amados y respetados.

"- No somos tan diferentes, todos sentimos y amamos. ¡Por favor, cuídalos como les gustaría que los cuiden!"

Los niños quedaron en silencio. Finalmente, uno de ellos se acercó a Mariposa. "- Lo siento, nunca pensé en eso, ¿puedo acariciarla?"

"- ¡Claro!" sonrió Abrahamnys, viendo cómo Mariposa aceptaba el cariño. Pronto, todos los niños estaban acariciando a las vacas, riendo y aprendiendo.

El espectáculo terminó, pero el verdadero trabajo había comenzado. El pueblo entero se comprometió a cuidar de los animales con respeto.

Esa noche, mientras miraba a Lola y Mariposa dormir, Abrahamnys sonrió. Ellas le enseñaron que el amor y la empatía pueden cambiar corazones. Abrahamnys entendió que su misión apenas comenzaba, y su vínculo con Lola y Mariposa se volvió más fuerte. Juntos, continuarían su labor de enseñar sobre la empatía animal, convenciendo a todos de que cada ser vivo merece amor y respeto.

Y así, desde ese día, la pequeña Abrahamnys y sus vacas cambiaron la forma en que los habitantes del pueblo veían a los animales, dejando una huella de amor imponente en sus corazones.

FIN.

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