Abrahamnys, la Vaca Lola y Mariposa Aventurera



Había una vez en un pueblito lleno de flores y paisajes hermosos, una niña llamada Abrahamnys. Tenía solo 4 años, pero su imaginación era tan grande como el cielo. Su mejor amiga era una vaca llamada Lola. Lola no era una vaca cualquiera, ¡sino que hablaba! Además, tenía una mariposa amiga que siempre volaba a su alrededor, y que se llamaba Mariposa.

Una mañana soleada, Abrahamnys despierta con mucha energía. Salió corriendo de su casa y encontró a Lola pastando en el jardín.

"¡Hola, Lola! ¿Listo para una aventura hoy?" -preguntó Abrahamnys con entusiasmo.

"¡Por supuesto!" -exclamó Lola, mientras movía su cola felizmente. "¿A dónde iremos?"

Abrahamnys pensó un momento y dijo:

"¡Quiero explorar el Bosque de los Susurros! He oído que hay un lago mágico allí."

Mariposa, que había estado tomando el sol en una flor, se unió a la conversación:

"¡Eso suena maravilloso! Dicen que el lago puede mostrarte sueños y deseos. ¿Vamos?"

Las tres amigas se pusieron en marcha. Mientras cruzaban el prado, comenzaron a hablar de los sueños que deseaban.

"Yo quiero ser una gran bailarina", dijo Abrahamnys.

"Yo quiero ser la vaca más fuerte de todas", añadió Lola orgullosa.

"Y yo quiero viajar por todo el mundo para ver flores de todos los colores" -comentó Mariposa.

Al poco tiempo, llegaron al Bosque de los Susurros. Era un lugar maravilloso, lleno de árboles altos y flores brillantes.

"¡Mirad!" -dijo Abrahamnys, señalando un camino de piedras brillantes. "¿Vamos por ahí?"

Al seguir el camino, de repente se encontraron con un pequeño rinoceronte llorando.

"¿Qué te pasa, amigo?" -preguntó Lola con dulzura.

"He perdido mi hogar y no sé cómo volver" -sollozó el rinoceronte.

Abrahamnys miró a sus amigas y decidió ayudar.

"No te preocupes, vamos a ayudarte a encontrarlo" -dijo con confianza.

El rinoceronte sonrió y se unió a ellas. Juntas, recorrieron el bosque, hablando con otros animales y compartiendo historias. Pero a medida que avanzaban, se dieron cuenta de que el sol comenzaba a esconderse. La aventura estaba tomando más tiempo del esperado.

"¡Oh no! No llegaremos al lago a tiempo" -dijo Abrahamnys, preocupada.

Mariposa, con su aguda vista, respondió:

"Si seguimos el camino de las piedras, podríamos encontrar un atajo."

Lola, llena de energía, dijo:

"¡Vamos a intentarlo!"

Las tres nuevas amigas corrieron hacia el atajo y, después de un rato, llegaron a un claro donde brillaba un hermoso lago. El agua finalmente reflejaba las estrellas que comenzaban a asomarse en el cielo.

"¡Lo logramos!" -gritó Abrahamnys llena de alegría.

Se acercaron al lago, y cada una se arrodilló para mirar. De repente, el agua empezó a brillar y a mostrar imágenes de lo que más deseaban.

"¡Mirá!" -exclamó Mariposa, viendo que el lago mostraba a una mariposa viajando de flor en flor en lugares lejanos.

"¡Oh, qué hermoso!" -dijo Abrahamnys viendo su reflejo bailando sobre un escenario.

"Y yo me veo grande y fuerte, como siempre lo soñé" -añadió Lola.

El rinoceronte se asomó también al lago y vio su hogar rodeado de amigos.

"¡Es hermoso!" -exclamó, sonriendo.

Se dieron cuenta de que todos sus sueños eran posibles si se ayudaban mutuamente. Juntos, caminaron de regreso, cantando y riendo bajo las estrellas. Al llegar al pueblito, prometieron nunca dejar de soñar, ni de ayudar a los que lo necesitaban.

Y así, Abrahamnys, la Vaca Lola y Mariposa vivieron muchas más aventuras, siempre con fe en que sus deseos podían hacerse realidad si trabajaban como equipo.

Desde ese día, Abrahamnys aprendió que, aunque a veces las aventuras pueden ser desafiantes, la verdadera magia radica en la amistad y en ayudar a los demás. Y así, en ese pueblito, cada día se convirtió en una nueva oportunidad para soñar y descubrir juntos.

FIN.

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