Abrazos Mágicos con Abuela Rosa



Había una vez en un pueblo muy lejano, una niña llamada Missy, a quien le encantaba explorar y descubrir cosas nuevas.

Un día soleado, mientras jugaba en el parque, vio a lo lejos a una anciana con un brillo especial en sus ojos. Se acercó curiosa y la saludo: - ¡Hola! ¿Quién eres? -preguntó Missy. La anciana sonrió con ternura y respondió: - Soy la Abuela Rosa, encantada de conocerte, pequeña.

Missy se sentó junto a ella en el banco del parque y comenzaron a conversar. La Abuela Rosa le contó sobre los lenguajes del amor y cómo cada persona expresa sus sentimientos de diferentes maneras.

Le habló de los abrazos mágicos que podían sanar cualquier herida del corazón. - ¿Abrazos mágicos? ¿Cómo funcionan? -preguntó Missy emocionada. La Abuela Rosa le explicó que los abrazos mágicos eran aquellos que se daban con sinceridad, cariño y comprensión.

Eran capaces de transmitir amor y calidez, reconfortando el alma de quien los recibía. Desde ese día, Missy visitaba a menudo a la Abuela Rosa para aprender más sobre los secretos del amor. Descubrieron juntas que escuchar atentamente a alguien era otra forma de demostrar afecto.

También aprendieron que pequeños gestos como una sonrisa o una mano amiga podían alegrar el día de cualquiera. Un día, mientras paseaban por el pueblo, vieron a un señor mayor que parecía triste.

Sin dudarlo, Missy se acercó y le dio un abrazo cálido. La sorpresa en el rostro del hombre se transformó rápidamente en gratitud y alegría. - ¡Gracias por tu abrazo! Me has traído luz al corazón -dijo el hombre emocionado.

Missy comprendió entonces la importancia de compartir amor con quienes lo necesitaban. La Abuela Rosa sonreía orgullosa al ver cómo su pequeña amiga había entendido tan bien las lecciones sobre el amor verdadero.

Con el tiempo, Missy se convirtió en la guardiana de los abrazos mágicos en su pueblo. Todos acudían a ella en busca de consuelo y cariño, sabiendo que siempre encontrarían palabras dulces y gestos sinceros.

Y así, entre risas y abrazos llenos de magia, Missy y la Abuela Rosa demostraron al mundo entero que el verdadero amor puede sanarlo todo.

FIN.

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