Abril y el secreto de Villa Cuento



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Cuento, una niña llamada Abril que nunca había escuchado hablar de la biblioteca.

Ella pasaba sus días jugando en el parque con sus amigos, explorando el bosque cercano y dibujando en su cuaderno de colores. Un día, mientras estaba en el parque, su amiga Luna se le acercó emocionada.

- ¡Abril! ¿Sabías que en la biblioteca del pueblo hay miles de libros increíbles por descubrir? ¡Tenemos que ir a visitarla! Abril frunció el ceño, confundida. - ¿Biblioteca? ¿Qué es eso? Luna rió y explicó pacientemente:- La biblioteca es como un tesoro lleno de historias maravillosas.

Podemos leer cuentos fantásticos, aprender sobre animales salvajes o viajar a lugares lejanos sin movernos de aquí. Los ojos de Abril se iluminaron ante la idea de tantas aventuras esperándola entre las páginas de esos libros misteriosos.

Sin dudarlo, aceptó la invitación de Luna y juntas se dirigieron hacia la biblioteca del pueblo. Al entrar, Abril quedó maravillada por el silencio reconfortante que reinaba en el lugar. Los estantes repletos de libros coloridos parecían susurrarle al oído todas las historias que guardaban dentro.

La bibliotecaria, una señora amable con lentes redondos y sonrisa cálida, les dio la bienvenida y les explicó cómo funcionaba todo. - Aquí puedes elegir cualquier libro que te llame la atención para llevártelo a casa y disfrutarlo tranquilamente -dijo la bibliotecaria-.

También tenemos actividades como cuentacuentos y talleres creativos para los niños del pueblo. Luna y Abril recorrieron cada rincón de la biblioteca, hojeando libros sobre princesas valientes, piratas intrépidos y magos poderosos. Se sumergieron en mundos desconocidos donde la imaginación volaba libremente.

Desde ese día, Abril se convirtió en asidua visitante de la biblioteca, devorando historias como si fueran golosinas para su mente inquieta. Pero un día algo inesperado ocurrió: uno de los libros antiguos cobró vida frente a sus ojos asombrados.

De sus páginas surgió un hada diminuta con alas brillantes que les habló con voz melodiosa:- Queridas niñas, han demostrado ser dignas guardianas del conocimiento y la fantasía.

Como recompensa por su amor hacia los cuentos, les concederé un deseo especial cada una. Luna pidió viajar al espacio exterior para conocer nuevos planetas; mientras tanto Abril deseó convertirse en una valiente exploradora capaz de descubrir tesoros ocultos en lo más profundo del mar.

El hada sonrió complacida antes de desaparecer entre las páginas nuevamente. Desde entonces, Luna y Abril vivieron mil aventuras gracias a los libros que encontraron en aquella mágica biblioteca.

Aprendieron sobre culturas lejanas, criaturas extraordinarias e historias inspiradoras que alimentaban su curiosidad sin límites. Y aunque crecieron rodeadas de mundos imaginarios, siempre recordaron aquel día especial donde descubrieron el verdadero tesoro escondido entre las páginas: el amor por la lectura y la amistad eterna.

FIN.

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