Abril y los Guardianes de la Magia



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, una bruja llamada Abril. A diferencia de las brujas malvadas que todos conocían en los cuentos, Abril era amable y tenía un gran corazón.

Además, poseía poderes mágicos y sabía volar en su escoba encantada. Un día, mientras volaba sobre el bosque encantado, escuchó risas provenientes de un grupo de niños que jugaban cerca. Intrigada por la alegría que emanaban, decidió acercarse para conocerlos.

Al ver a la bruja Abril acercándose con su escoba voladora, los niños se asustaron al principio. Pero cuando se dieron cuenta de que era una buena bruja, se sintieron emocionados y curiosos por descubrir sus poderes mágicos.

Uno de los niños llamado Tomás fue el primero en acercarse a Abril y le preguntó: "¿Puedes hacer magia? ¡Eso sería genial!"La bruja sonrió y dijo: "¡Por supuesto! Tengo muchos trucos bajo la manga... o mejor dicho, bajo mi sombrero".

Los demás niños se reunieron alrededor y comenzaron a pedirle a Abril que les mostrara algunos hechizos divertidos. La bruja hizo aparecer flores coloridas del aire y transformó piedras en dulces deliciosos. Los niños estaban maravillados.

Entre ellos estaba Sofía, una niña muy inteligente e inquisitiva. Se le ocurrió una idea brillante y le preguntó a la bruja: "Abril, ¿podrías enseñarnos cómo hacer magia nosotros mismos?"La bruja sonrió y aceptó encantada la propuesta de Sofía.

Durante semanas, Abril les enseñó a los niños diferentes trucos mágicos y hechizos sencillos. Les explicó que la magia no solo consiste en hacer cosas desaparecer o aparecer, sino también en usarla para ayudar a los demás.

Un día, mientras estaban practicando sus nuevos poderes mágicos en el bosque, escucharon un llanto desesperado proveniente de una cueva cercana. Rápidamente corrieron hacia allí y encontraron a un pequeño zorrito atrapado entre las rocas.

Los niños intentaron liberarlo utilizando su magia recién aprendida, pero no tuvieron éxito. Fue entonces cuando Abril decidió intervenir. Utilizando su poderosa magia, logró mover las rocas sin esfuerzo y rescatar al zorrito.

Agradecido por haber sido salvado, el zorrito se convirtió en amigo de los niños y juntos vivieron muchas aventuras mágicas. Con el tiempo, los niños se dieron cuenta de que la verdadera magia no solo estaba en sus poderes sobrenaturales, sino también en su capacidad para amar y cuidar a los demás seres vivos.

Desde ese día, los niños continuaron usando su magia para ayudar a las personas necesitadas y proteger la naturaleza que tanto amaban.

Y cada vez que necesitaban ayuda adicional o una dosis extra de diversión, sabían que podían contar con su querida amiga bruja Abril. Y así fue como estos valientes niños descubrieron que la verdadera magia está dentro de ellos mismos y que, con amor y compasión, pueden hacer del mundo un lugar mejor. .

FIN.

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