Adhara y el Bosque de la Autoestima



uando Adhara salió corriendo hacia el bosque con su gato Jack a cuestas, no podía evitar sentirse triste. A pesar de ser tan lista y especial, su familia parecía no darse cuenta de ello.

En el bosque, todo era diferente; los árboles altos la rodeaban con sus ramas acogedoras, y los pájaros cantaban melodías que alegraban su corazón. Un día en particular, mientras exploraba un sendero desconocido, Adhara notó algo brillante entre las hojas.

Se acercó con curiosidad y descubrió una puerta mágica tallada en un árbol centenario. Sin pensarlo dos veces, giró el pomo y cruzó al otro lado. -¡Jack, mira esto! ¡Es increíble! -exclamó Adhara maravillada.

El paisaje que se desplegaba ante sus ojos era como sacado de un cuento de hadas. Colores vibrantes pintaban prados verdes donde criaturas fantásticas jugaban felices. Un unicornio pastaba a lo lejos mientras hadas revoloteaban alrededor de flores gigantes. "¿Dónde estamos?" -preguntó Jack con asombro.

Adhara sonrió ampliamente antes de responder:"Estamos en el Bosque Encantado, un lugar lleno de magia y sorpresas". Decidida a explorar más allá, Adhara siguió el camino empedrado que se adentraba en el bosque.

Pronto llegaron a un lago cristalino donde un hada anciana las esperaba. "Bienvenida, valiente viajera", dijo el hada con voz suave pero firme. "Has demostrado coraje al cruzar la Puerta Mágica". Adhara se sintió emocionada por ser reconocida por alguien fuera de su familia.

"¿Cómo puedo ayudarte hoy?" -preguntó el hada gentilmente. Adhara contó sobre su deseo de ser valorada por quienes la rodeaban y cómo siempre buscaba refugio en el bosque para escapar del desánimo.

El hada sonrió comprensiva y le entregó a Adhara una vara brillante esculpida con runas antiguas. "Esta vara te concederá la sabiduría para mostrar tu verdadero valor a los demás", explicó el hada antes de desaparecer entre destellos dorados.

Con determinación en los ojos, Adhara tomó la vara y decidió regresar a casa para enfrentar sus temores y demostrar su valía. Al llegar, encontró a su familia preocupada por su ausencia e inmediatamente les mostró lo inteligente y especial que realmente era.

Con cada respuesta correcta que daba usando la vara mágica como apoyo, sus padres y hermanos comenzaron a verla bajo una nueva luz. Finalmente entendieron lo valiosa que era Adhara para ellos y cómo habían subestimado su grandeza todo este tiempo.

Desde ese día en adelante, Adhara siguió visitando el Bosque Encantado junto a Jack; pero ahora lo hacía no para huir de la tristeza sino para compartir sus aventuras con aquellos que había aprendido a querer más allá del brillo superficial.

Y así fue como una niña maravillosa encontró la verdadera magia dentro de sí misma: la magia del amor propio y la aceptación incondicional.

FIN.

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