Adraso y la búsqueda de la miel perdida


Había una vez en un bosque encantado, un osito llamado Adraso. Adraso era conocido por ser el oso más despistado de todo el bosque.

Siempre se olvidaba dónde había escondido su miel, tropezaba con las ramas de los árboles y se perdía constantemente. Un día, Adraso decidió que ya era suficiente de ser tan despistado y quería cambiar.

Se propuso a sí mismo ser más atento y recordar todas sus cosas importantes, como la ubicación de su miel favorita. Una mañana soleada, mientras caminaba por el bosque, Adraso escuchó unos ruidos extraños provenientes de un arbusto cercano. Se acercó con curiosidad y descubrió a un pajarito atrapado entre las ramas.

El pajarito estaba asustado y no podía volar. "¿Hola? ¿Estás bien?", preguntó Adraso con voz amable. El pajarito miró a Adraso con esperanza y le explicó que se había enredado al intentar buscar comida para sus polluelos en el nido.

Sin dudarlo, Adraso ayudó al pajarito a liberarse del arbusto y lo llevó de regreso a su nido, donde lo esperaban ansiosos sus pequeños. "¡Muchas gracias por salvarme! Eres realmente amable", dijo el pajarito emocionado.

Adraso sonrió feliz por poder ayudar y siguió su camino por el bosque. Mientras caminaba, recordó algo importante: ¡había olvidado dónde guardaba su miel! Pero en lugar de frustrarse, decidió pedir ayuda a sus amigos del bosque.

Visitó a la ardilla Sabrina, al conejito Ramón y al zorro Matías. Les contó sobre su problema y todos juntos comenzaron una búsqueda por todo el bosque para encontrar la miel perdida de Adraso.

Después de una larga búsqueda llena de aventuras y obstáculos superados en equipo, finalmente encontraron la colmena donde estaba escondida la miel de Adraso. Todos celebraron con alegría y compartieron un festín dulce junto al río.

Desde ese día, Adraso aprendió que pedir ayuda no era señal de debilidad sino todo lo contrario: era una muestra de valentía y trabajo en equipo. Además entendió que aunque tuviera dificultades para recordar cosas simples como dónde guardaba su comida favorita, siempre podía confiar en sus amigos para salir adelante.

Y así fue como Adraso dejó atrás su fama de oso despistado para convertirse en un ejemplo inspirador dentro del bosque encantado; demostrando que nunca es tarde para cambiar si uno está dispuesto a aprender y crecer junto a quienes te rodean.

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