Agostinas Journey
Había una vez una niña llamada Agostina, a quien le encantaba la fotografía. Siempre llevaba consigo su cámara y capturaba los momentos más hermosos que encontraba a su alrededor.
Un día, mientras exploraba el bosque cerca de su casa, vio algo muy especial: un tren abandonado en medio del paisaje. Agostina se acercó emocionada al tren y comenzó a fotografiarlo desde todos los ángulos posibles.
Estaba tan concentrada en su tarea que no se dio cuenta de que alguien la observaba desde lejos. Era Vanessa, una hada del bosque que vivía en un árbol cercano. Vanessa era tímida pero también curiosa, así que decidió acercarse para ver qué hacía Agostina.
- ¡Hola! ¿Qué estás haciendo? -preguntó Vanessa tímidamente. Agostina levantó la vista y sonrió cuando vio a la pequeña hada. - ¡Hola! Soy Agostina y estoy tomando fotos de este increíble tren abandonado.
¿Quieres verlas? Vanessa asintió emocionada y juntas revisaron las fotografías en la pantalla de la cámara. - ¡Son maravillosas! Nunca había visto algo así antes -dijo Vanessa admirada-. Pero me pregunto por qué hay un tren aquí en medio del bosque. Agostina pensó por un momento y luego tuvo una idea.
- Tal vez podríamos investigar juntas sobre el origen de este tren misterioso. Podríamos descubrir una historia fascinante detrás de él. Las dos amigas se adentraron en el bosque en busca de pistas sobre el origen del tren.
Siguiendo el rastro de las vías, llegaron a un pequeño pueblo donde encontraron a un anciano llamado Don Ernesto. - Buenos días, señor. ¿Podría contarnos algo sobre este tren abandonado en el bosque? -preguntó Agostina con curiosidad.
Don Ernesto miró a las niñas y sonrió. - ¡Claro que sí! Hace muchos años, este tren solía llevar a los niños del pueblo a la escuela. Pero un día, una tormenta terrible dañó las vías y nunca se repararon.
Desde entonces, el tren ha permanecido aquí como un recuerdo de aquellos tiempos. Agostina y Vanessa escuchaban atentamente mientras sus ojos brillaban con emoción.
- ¡Qué historia tan interesante! Quisiéramos poder hacer algo para devolverle vida al tren -dijo Agostina decidida. El anciano sonrió nuevamente. - Tal vez podrían organizar una exposición fotográfica para mostrar la belleza del tren y recaudar fondos para su restauración. Así más personas conocerían su historia.
Las niñas asintieron emocionadas y se pusieron manos a la obra. Organizaron la exposición en el pueblo e invitaron a todos los habitantes a participar. Las fotografías de Agostina fueron admiradas por todos, quienes también donaron dinero para ayudar en la restauración del antiguo tren.
Finalmente, gracias al esfuerzo de Agostina, Vanessa y toda la comunidad, el tren fue restaurado por completo. Ahora volvía a funcionar como antes y llevaba nuevamente a los niños al colegio.
Agostina estaba feliz de haber podido darle vida nuevamente al tren y Vanessa estaba agradecida por haber conocido a su amiga fotógrafa. Juntas, demostraron que la pasión y la colaboración pueden hacer grandes cosas.
Y así, Agostina continuó explorando el mundo con su cámara en mano, capturando momentos especiales y compartiéndolos con todos aquellos dispuestos a ver la belleza que los rodea.
FIN.