Agus y el Globo Amigo



Había una vez, en un hermoso prado lleno de flores y mariposas, un pequeño erizo de tierra llamado Agus. Agus era muy curioso y siempre estaba explorando su entorno. Un día, mientras paseaba, vio algo que nunca antes había visto: un hermoso globo rojo que flotaba en el aire.

- ¡Hola, globo! - exclamó Agus, emocionado.

El globo, con una voz suave y alegre, respondió:

- ¡Hola, pequeño erizo! ¿Cómo te llamas?

- Me llamo Agus. Nunca había visto un globo como vos. ¿Por qué flotás tan alto? - preguntó con asombro.

- Es fácil, Agus. Solo tengo que llenarme de aire para poder volar. Pero solo, no puedo hacer mucho. Me gustaría tener un amigo - dijo el globo con un suspiro.

Agus sintió que su corazón se llenaba de alegría. - Me encantaría ser tu amigo. Pero, ¿cómo podríamos jugar? ¡No tengo alas para volar como vos! - se lamentó Agus.

El globo sonrió y dijo:

- No te preocupes, Agus. Podemos jugar al escondite. Vos te escondés y yo intentaré encontrarte desde el aire. ¡Así podrás ser parte de mi juego!

Agus se sintió emocionado. - ¡Eso suena divertido! Pero no sé si puedo esconderme tan bien, soy un erizo y no sé hacer trucos.

- ¡No importa! - dijo el globo. - Lo importante es que nos divirtamos juntos.

Así que, Agus aceptó la propuesta. Se escondió detrás de un arbusto y el globo comenzó a contar.

- ¡Uno, dos, tres...! - iba diciendo el globo a medida que contaba. Luego de contar hasta diez, comenzó a buscar. Desde su posición elevada, podía ver el prado entero.

- ¡Te encuentro! ¡Estás detrás de ese arbusto! - gritó el globo mientras se reía.

Agus salió y ambos comenzaron a reírse. El juego de escondite se convirtió en una gran aventura. Pero, al pasar un rato, el globo comenzó a bajar lentamente.

- ¡Oh no! ¿Qué te pasa? - preguntó Agus, preocupado.

- Creo que me estoy desinflando. Necesito más aire para seguir flotando - explicó el globo con tristeza.

Agus, sintiéndose un poco impotente, pensó en cómo ayudar a su nuevo amigo. Entonces, tuvo una idea brillante.

- ¿Y si encontramos a otros amigos que te ayuden a inflarte? - propuso.

- ¡Qué idea tan genial, Agus! - dijo el globo sonriendo de nuevo. - ¡Vamos a buscar a los demás!

Juntos, empezaron a recorrer el prado. Encontraron a una mariposa, a un pájaro y a una ardillita. Cada uno se unió a su búsqueda y comenzaron a soplar aire al globo.

- ¡Un, dos y tres, a soplar! - gritó Agus.

Todo el grupo sopló juntos, y, poco a poco, el globo comenzó a levantarse de nuevo.

- ¡Hurra! ¡Lo estamos logrando! - gritó el globo, ahora lleno de aire, más feliz que nunca.

Agus saltó de alegría y dijo:

- ¿Ves? ¡Ahora podés volar una vez más!

- Gracias, Agus, ahora puedo jugar otra vez. Vos y tus amigos me ayudaron a sentirme mejor - dijo el globo, conmovido por el esfuerzo de Agus y sus nuevos amigos.

Desde ese día, Agus y el globo fueron amigos inseparables. Aprendieron que, aunque eran diferentes, juntos podían hacer cosas maravillosas. Agus descubrió que la amistad significa ayudar a los demás y cuidar de quienes amamos, mientras que el globo aprendió que no importa cuán alto o bajo nos sintamos, siempre hay alguien dispuesto a ayudarnos.

Y así, en un prado lleno de risas y aventuras, Agus y el globo vivieron felices, recordando que la verdadera amistad puede superar cualquier obstáculo.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!