Ailin y el mar de sueños



Ailin era una niña muy alegre y activa. Desde pequeña, le encantaba el agua y disfrutaba pasar horas nadando en la pileta.

Su mamá, Milagros, trabajaba como socorrista en una piscina cercana y siempre llevaba a Ailin consigo mientras cumplía sus tareas. - Mamá, ¿puedo ir a nadar un poco? - preguntó Ailin emocionada. - Claro, cariño. Recuerda siempre poner tu protector solar antes de entrar al agua - respondió Milagros mientras sonreía amorosamente.

Ailin se despidió de su mamá con un beso y corrió hacia la pileta. Cada día aprendía nuevas técnicas de natación y se divertía mucho jugando con los otros niños que también asistían al lugar. Pero esa tarde sería diferente.

Mientras Ailin nadaba despreocupadamente, un niño llamado Martín accidentalmente chocó contra ella causándole un doloroso golpe en el brazo. - ¡Ay! Eso dolió mucho - exclamó Ailin mientras sostenía su brazo adolorido.

Martín se disculpó rápidamente y le ofreció ayuda para salir del agua. Juntos fueron a ver a Milagros para contarle lo sucedido. - Tranquila, mi amor. Solo tienes un golpe fuerte pero no parece haber nada roto - dijo Milagros tranquilizando a su hija-.

De todas formas, iremos al médico para asegurarnos de que estés bien. Después de visitar al médico y recibir el diagnóstico tranquilizador de que solo tenía un hematoma sin mayor gravedad, Ailin se sintió aliviada.

Sin embargo, no podía evitar sentirse un poco asustada de volver a la pileta. - No quiero que eso vuelva a pasar, mamá - dijo Ailin con preocupación. Milagros le dio un abrazo reconfortante y le aseguró que todo estaría bien.

Juntos llegaron a una solución. - ¿Qué te parece si tomas algunas clases de natación para aprender las técnicas adecuadas? Así podrás sentirte más segura en el agua - sugirió Milagros sonriendo. Ailin pensó por un momento y luego asintió emocionada ante la idea.

Era una oportunidad perfecta para seguir disfrutando de su pasión por la natación y aprender algo nuevo al mismo tiempo. Al día siguiente, Ailin comenzó sus clases de natación con Lucas, un instructor muy amable y paciente.

Durante las primeras semanas, aprendió diferentes estilos de nado y mejoró su técnica gradualmente. Cada vez que superaba un desafío, sentía una gran satisfacción y se motivaba aún más para continuar aprendiendo.

Un domingo por la tarde, mientras observaba a su papá Jonatan jugar al fútbol en el parque cercano a la piscina, Ailin tuvo una idea brillante: combinar su amor por el agua con su pasión por el fútbol.

- ¡Mamá! ¡Papá! ¿Saben qué? ¡Quiero formar parte del equipo de waterpolo! - exclamó Ailín entusiasmada. Sus padres miraron sorprendidos pero emocionados ante la nueva meta de su hija. Ambos apoyaban incondicionalmente las decisiones de Ailin y sabían que ella era capaz de lograr cualquier cosa que se propusiera.

A partir de ese día, Ailin comenzó a entrenar duro para convertirse en una excelente jugadora de waterpolo. Aprendió a nadar con el balón, a pasar y a hacer goles.

Cada vez que tenía un partido, su familia la acompañaba y la animaba desde las gradas. Con el tiempo, Ailin se convirtió en una destacada jugadora de waterpolo y representó a su equipo en torneos locales.

Su pasión por el agua y su determinación le habían permitido superar sus miedos y alcanzar grandes logros. La historia de Ailin nos enseña que cuando enfrentamos obstáculos o temores, siempre hay una manera de superarlos si tenemos confianza en nosotros mismos y buscamos soluciones creativas.

Además, nos muestra cómo el apoyo incondicional de nuestra familia puede impulsarnos a alcanzar nuestras metas más ambiciosas.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!