Airam y el Sueño del Fútbol
En un pequeño barrio de Buenos Aires, vivía un niño llamado Airam, un estudiante de séptimo grado que era conocido por su bondad y su pasión por el fútbol. Cada tarde, después de hacer sus tareas, Airam se reunía con sus amigos en el parque para jugar al fútbol. Sin embargo, también había otra cosa que le gustaba mucho: jugar Fortnite en su consolas en casa. Aunque a sus padres les preocupaba que jugara demasiado, Airam siempre encontraba la forma de equilibrar sus dos pasiones.
Airam era un niño que creía en la importancia de ayudar a los demás. Siempre que podía, se ofrecía a ayudar a sus compañeros en la escuela o a gastarse su mesada en comprar cosas para los más chicos que no tenían. Su gran ídolo era Lionel Messi, no solo por su talento en la cancha, sino también por su humildad y compromiso social.
Un día, mientras jugaba Fortnite con sus amigos, escuchó que en su barrio se organizaría un torneo de fútbol para recaudar fondos y ayudar a un orfanato cercano. La prioridad de Airam fue inscribirse en el torneo, pero también pensó que podía usar sus habilidades en Fortnite para ayudar.
"Chicos, ¿qué les parece si hacemos un directo mientras jugamos al torneo?" - sugirió Airam.
"¡Es una buena idea!" - respondió su amigo Joaquín. "Podemos pedir donaciones para el orfanato mientras jugamos."
"Sí, y podemos explicar a la gente por qué es importante ayudar a los demás" - agregó Valentina, su amiga del colegio.
Con este plan en mente, Airam, Joaquín y Valentina se prepararon para el torneo. En el colegio, se aseguraron de que todos sus amigos jugaran en el torneo, y también invitaron a sus compañeros de clase.
El día del torneo, el parque estaba lleno de niños y adultos. Se formaron equipos y, mientras la emoción aumentaba, Airam se dio cuenta que había un grupo de chicos que no tenía con qué jugar. Eran nuevos en el barrio y no tenían pelotas ni zapatillas adecuadas. Sin pensarlo dos veces, Airam se acercó a ellos.
"¡Hola, chicos! ¿Quieren jugar con nosotros?" - les dijo sonriente.
"Pero no tenemos pelota..." - contestó uno de ellos, un niño llamado Lucas.
"No se preocupen, aquí hay suficiente para todos. Vengan, les voy a presentar a mi equipo" - les dijo Airam, mostrándoles un balón que había traído.
Los niños sonrieron y se unieron al equipo. Jugaron juntos, se ayudaron mutuamente, y al final, el torneo fue un éxito. Airam y su equipo ganaron, pero más que eso, lo que importaba era la comunidad y la alegría que habían compartido.
Más tarde, en la noche, Airam y sus amigos se sentaron frente a su consola para hacer el directo. Con el fondo de imágenes del torneo, empezaron a jugar Fortnite y hablando sobre lo que habían vivido.
"Gracias a todos por sus donaciones. Contribuimos a una causa muy importante" - explicó Airam a sus seguidores. "¡Jugar y ayudar es posible!" - agregó emocionado.
El directo fue un éxito, y gracias a las donaciones y a la recaudación del torneo, lograron reunir una buena suma para el orfanato. Airam se sintió orgulloso, no solo por haber jugado un buen fútbol, sino porque sus acciones habían hecho una diferencia.
Desde entonces, cada vez que jugaba Fortnite, recordaba que ayudar a otros era tan emocionante como chocar en una partida. Por eso, comenzó a organizar otros torneos en donde combinaban sus dos pasiones, el fútbol y el juego, siempre con la intención de hacer una buena obra. Airam descubrió que ser bondadoso no solo lo hacía sentir bien, sino que también lo conectaba con la comunidad.
Así, Airam se convirtió en un ejemplo para todos sus amigos y compañeros, demostrando que con un poco de voluntad, se podían hacer grandes cosas. Y cada vez que pateaba la pelota en el parque, soñaba no solo con ser como Messi, sino con inspirar a otros a ser bondadosos también.
FIN.