Aittana y las Princesas LOL
Había una vez en un pequeño barrio de Buenos Aires, una niña llamada Aittana. Aittana tenía una enorme colección de muñecas, especialmente le encantaban las Princesas LOL. A pesar de que eran muy coloridas y divertidas, Aittana a veces se sentía frustrada y enojada, lo que le hacía desobedecer a sus mamás y maestros.
Un día, mientras Aittana jugaba en su habitación con sus muñecas, comenzó a sentir que la rabia crecía en su pecho porque no podía encontrar una ropa adecuada para su muñeca favorita, la Princesa Sparkle.
"¡Ay, por qué no puedo encontrar su vestido azul!" - gritó Aittana, tirando las muñecas al suelo.
Pero al ver a sus Princesas LOL mirándola con sus ojitos brillantes, algo cambió en ella.
"¿Qué les pasa, chicas? Ahora sí que se me arruinó el día..." - dijo Aittana, visiblemente molesta.
Las muñequeras parecieron disminuir en su enojo y, de repente, Sparkle empezó a brillar, como si tuviera algo importante que decir.
"Aittana, espera. Todas sentimos enojo a veces, pero no tenemos que dejar que eso nos controle. A veces, solo necesitamos respirar y calmarnos" - dijo Princesa Sparkle, en su tono más dulce.
Aittana negó con la cabeza, incrédula.
"¡Pero soy solo una niña!" - exclamó.
"Exactamente, Aittana, solo eres una niña. Pero sabemos que puedes ser fuerte y manejar lo que sientes. Simplemente tómate un momento para respirar, ¿quieres?" - dijo la Princesa Bubblegum, que siempre había sido la más sabia.
Intrigada, Aittana decidió intentarlo. Cerró los ojos, tomó una respiración profunda y exhaló.
De repente, sintió que su cuerpo se relajaba y su enojo comenzaba a desvanecerse.
"Te siento más tranquila, Aittana. Ahora, ¿qué hacemos?" - preguntó La Princesa Glitter.
"¡Jugar! - respondió Aittana, con una sonrisa.
Ese día, Aittana y sus muñecas decidieron construir juntas una torre mágica con bloques de colores. Cada vez que sentían que un bloque se caía, dejaban caer el enojo y lo reemplazaban con risas. Así, poco a poco, Aittana fue aprendiendo a gestionar sus emociones.
Pasaron los días, y cada vez que se sentía frustrada o enojada, hablaba con sus muñecas.
"Hola, Princesas, hoy me siento un poco inquieta" - decía Aittana, antes de que la rabia pudiera dominarla.
Las Princesas siempre la escuchaban y le daban consejos sobre cómo manejar la situación.
Un día, Aittana llegó muy enojada a casa porque una de sus amigas del colegio no quería jugar con ella.
"¡No puedo creerlo! ¡Nadie me quiere!" - gritó, más enfadada que nunca.
Entonces recordó lo que la Princesa Sparkle le había enseñado. Se sentó en el rincón de su habitación y respiró.
"Princesas, ayúdenme, por favor..." - susurró.
Las muñecas tomaron vida en su mente y le decían:
"¿Qué harías con nosotras si estuviéramos ahí, Aittana?"
"Jugaría y me olvidaría de todo..." - respondió Aittana, abriendo los ojos.
"Eso es, Aittana. ¡Siempre puedes darles otra oportunidad! A veces la gente no sabe cómo jugar, pero eso no significa que no quieran ¡Siempre vale la pena intentarlo!" - le dijeron las muñecas.
Con este nuevo pensamiento, Aittana fue a la escuela al día siguiente con una gran sonrisa y se acercó a su amiga.
"Hola, ¿querés jugar?" - preguntó con voz amable.
"Sí, pensé que no querrías" - contestó su amiga, sorprendida.
Desde ese día, Aittana aprendió que, aunque sus emociones fueran intensas, siempre podía encontrar maneras de expresarlas y manejarlas gracias a sus amadas Princesas LOL. Poco a poco mejoró su relación con sus maestras y padres, aprendiendo a escuchar y a ser más obediente.
Y así, rodeada de amor y colores, Aittana siguió creciendo como una niña fuerte y llena de alegría, recordando siempre que sus Princesas siempre estarían ahí para guiarla.
FIN.