Alahia y el Regalo de la Lectura
Era la mañana de Navidad en el pueblito de Alahia, un lugar donde los sueños y la magia flotaban en el aire. Las calles estaban decoradas con luces brillantes y un aroma a galletitas recién horneadas llenaba cada rincón. Todos los niños no podían esperar para abrir sus regalos.
Ese día, Sofía, una niña de diez años, despertó temprano en su casa. Tenía un sueño: un nuevo juguete que había estado esperando desde que lo vio en la televisión. Sabía que Papá Noel lo traía para ella.
"¡Mamá, papá, ya es hora!" - gritó Sofía, corriendo al árbol de Navidad, donde los regalos estaban apilados.
Al abrir su regalo, se encontró con una hermosa muñeca que se movía y hablaba. Sofía estaba tan emocionada que empezó a jugar de inmediato.
Sin embargo, había un pequeño problema. La muñeca, al ser tan moderna y mágica, a menudo le interrumpía cuando Sofía intentaba leer su libro favorito.
"No, muñeca, ahora no podemos jugar. Estoy leyendo. Vamos a hacerlo después" - decía Sofía, mientras la muñeca la miraba con ojos brillantes.
A pesar de la insistencia de la muñeca para jugar, Sofía decidió que la lectura era importante. Así que, un día, mientras estaba concentrada en una historia de aventuras, la muñeca, frustrada, exclamó:
"¡Sofía, jugar es más divertido que leer!"
Sofía se detuvo y le respondió:
"Pero leer también es divertido. Las aventuras que encontramos en los libros son tan reales como las que podemos vivir con juguetes."
La muñeca, un tanto confundida, no sabía qué decir.
Pasaron los días y Sofía continuó leyendo mientras jugaba de vez en cuando. Sin embargo, un día la muñeca desapareció. Sofía buscó en cada rincón de la casa, pero no la encontró. La tristeza comenzó a apoderarse de ella.
Un día, decidida a encontrar su muñeca, Sofía salió de su casa y comenzó a preguntarle a sus amigos del barrio si la habían visto. Todos estaban ocupados jugando con sus juguetes nuevos pero nadie había visto a la muñeca.
Mientras caminaba, escuchó risas que venían del parque. Se acercó y vio a un grupo de niños leyendo en silencio mientras otros competían en un juego de pelota.
"¿Qué hacen?" - preguntó Sofía.
"Estamos en un club de lectura. Es muy divertido leer juntos, y después jugamos. ¡Te puedes unir!" - dijo un niño con gafas.
Sofía recordó lo que había dicho antes sobre las aventuras en los libros. Así que se sentó con ellos. Mientras leían, compartieron historias sobre sus personajes favoritos y pronto se sentía feliz de unirse.
De repente, sintió un leve tirón en su vestido. Era su muñeca que, aparentemente, había regresado al parque para buscarla. Al ver la felicidad en el rostro de Sofía, la muñeca dijo:
"Disculpame, Sofía. Entiendo ahora. Leer es una gran aventura, y quiero vivir cada una de ellas contigo. ¡Vamos a explorar esos mundos juntos!"
Sofía sonrió.
"¡Sí, y también mientras jugamos! Podemos usar nuestra imaginación para vivir aventuras con tus historias y las que yo lea."
Desde ese día, Sofía y su muñeca nunca más se separaron. Participaron del club de lectura, donde juntos aprendieron sobre diferentes culturas, historias e incluso cómo hacer sus propios juguetes a partir de materiales reciclados. Los amigos de Sofía también se unieron, y crearon un espacio donde la lectura se volvió tan emocionante como jugar.
La Navidad anterior significó regalos, pero esta Navidad significó encontrar la verdadera felicidad en los libros, la amistad y la creatividad. Y le prometió a su muñeca que juntas seguirían explorando cada historia en cada página.
Así, Sofía y su muñeca no solo se convirtieron en mejores amigas, sino que también enseñaron a todos los pequeños del barrio que la magia de la lectura puede ser una aventura que nunca termina.
FIN.