Alanna y el Gran Concurso de Gimnasia



Érase una vez una niña llamada Alanna, con un cabello castaño lleno de lindos rizos. Alanna era muy bonita, amable y, lo más importante, era una talentosa gimnasta. Siempre estaba lista para ayudar a sus amigas, Sussi y Dani, en sus trucos y ejercicios durante la clase de gimnasia.

Un día, se anunció en la escuela un gran concurso de gimnasia. Las tres amigas estaban muy emocionadas, pero a la vez asustadas. Era una oportunidad increíble, pero también había mucha competencia. Sussi, que a veces se sentía insegura, se acercó a Alanna.

"Alanna, ¿y si no puedo hacer la voltereta que tanto me cuesta?" - preguntó Sussi, con la mirada un poco triste.

"¡No te preocupes!" - respondió Alanna, mientras le daba un abrazo "Lo importante es intentarlo y dar lo mejor de nosotras. ¡Yo te ayudaré!"

Con ese ánimo, Alanna empezó a practicar con sus amigas. Cada día después de clase, se quedaban en el gimnasio, entrenando y apoyándose mutuamente. Mientras tanto, Dani descubrió que había un nuevo movimiento que quería intentar.

"Alanna, vi un video de este increíble salto en la red, pero creo que es demasiado difícil para mí" - confesó Dani, un poco frustrada.

"¡Nunca se sabe si no lo intentas! Vamos, probémoslo juntas. Yo haré el salto primero, y luego tú lo intentarás. ¡Verás que lo lograrás!" - le respondió Alanna con una enorme sonrisa.

Así, entre risas y caídas, las amigas fueron entrenando. Sin embargo, a medida que se acercaba el día del concurso, la presión aumentaba. Alanna se dio cuenta de que había olvidado un truco muy importante que había aprendido semanas atrás: el salto en espiral. Decidida a no decepcionarse, se enfocó en recuperar la confianza.

Finalmente, llegó el día del concurso. El gimnasio estaba lleno de padres, maestros y alumnos, todos animando a los participantes.

Alanna sintió que su corazón latía más fuerte que nunca. Cuando le tocó su turno, dio un paso hacia el tapete, recordó todas las horas de práctica y sonrió.

"¡Puedo hacerlo!" - pensó, y se lanzó a hacer su rutina. Cada movimiento era una mezcla de energía, gracia y alegría. Cuando llegó al salto en espiral, sintió una mezcla de miedo y emoción. ¡Podía hacerlo!

Y entonces, sin pensarlo más, saltó. El tiempo pareció detenerse mientras giraba en el aire. Al aterrizar, el gimnasio estalló en aplausos. Alanna había terminado su rutina con éxito.

Después de su presentación, se sentó al lado de Sussi y Dani, quienes también brillaron en sus rutinas.

"Alanna, ¡fue increíble! ¡Gracias por ayudarnos!" - exclamó Sussi, con los ojos llenos de felicidad.

"Yo no lo habría hecho sin ustedes. ¡Lo logramos juntas!" - dijo Alanna, agradecida. Justo en ese momento, el tribunal de jueces anunció a los ganadores del concurso.

"El primer lugar se lo lleva la rutina más inspiradora, ¡y es para Alanna!" - exclamó uno de los maestros.

Alanna no podía creerlo. Subió al escenario, y al recibir el trofeo, miró a sus amigas y sonrió:

"Este premio es de todas nosotras, ¡porque lo conseguimos juntas!" - dijo, levantando el trofeo.

Sussi y Dani la abrazaron, emocionadas por lo que habían logrado con su trabajo en equipo. Desde ese día, las tres amigas comprendieron que lo más importante no era solo ganar, sino apoyarse mutuamente y disfrutar del camino.

Y así, Alanna, Sussi y Dani continuaron disfrutando de la gimnasia, convirtiéndose en un equipo invencible, demostrando que la amistad y la perseverancia son los mayores triunfos de todos.

FIN.

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