Alas de Luz
Había una vez en un lejano y mágico bosque, una pequeña hada llamada Aurora. Aurora era diferente a las demás hadas, ya que no podía volar como ellas.
Siempre miraba con tristeza cómo sus amigas revoloteaban por los cielos, dejando estelas brillantes a su paso. Un día, decidida a descubrir por qué no podía volar, Aurora emprendió un viaje hacia lo más profundo del bosque, donde se rumoreaba que vivía el sabio búho Ulises.
El búho Ulises era conocido por tener respuestas para todo aquel que se acercara a él con respeto y humildad.
Al llegar al árbol donde habitaba el búho Ulises, Aurora lo saludó con cortesía y le contó sobre su deseo de poder volar como las demás hadas. El búho la observó con sus grandes ojos sabios y le dijo: "Pequeña Aurora, la respuesta que buscas está dentro de ti misma.
Solo cuando descubras tu verdadera fuerza interior podrás elevarte por los cielos". Aurora quedó perpleja ante estas palabras, sin entender muy bien qué significaban. Sin embargo, decidió seguir el consejo del búho Ulises y regresó a su hogar en el claro del bosque.
Días pasaron y Aurora dedicó tiempo a reflexionar sobre las palabras del sabio búho. Comenzó a practicar la magia de la paciencia y la autoaceptación, aprendiendo a valorarse tal como era. Poco a poco, fue descubriendo cualidades en sí misma que desconocía hasta entonces.
Una mañana soleada, mientras meditaba junto al arroyo cristalino que cruzaba el bosque, algo extraordinario sucedió: unas delicadas alas transparentes comenzaron a brotar de su espalda.
Con asombro y emoción, Aurora sintió cómo un poderoso impulso la elevaba lentamente hacia el cielo. "- ¡Estoy volando! ¡Lo logré!", exclamaba emocionada mientras surcaba los cielos con gracia y ligereza.
Las demás hadas del bosque se congregaron maravilladas alrededor de Aurora, felicitándola por haber descubierto su verdadera esencia y alcanzado su sueño de volar. Desde ese día en adelante, Aurora se convirtió en un ejemplo para todos en el bosque.
Enseñaba a los más jóvenes sobre la importancia de creer en uno mismo y cultivar las virtudes interiores para alcanzar cualquier meta deseada. Y así fue como la pequeña hada Aurora comprendió que no era necesario tener alas físicas para elevarse por los cielos; lo importante era encontrar las alas internas que nos permiten alcanzar nuestros sueños más anhelados.
Y colorín colorado este cuento ha terminado... o mejor dicho ¡ha empezado!
FIN.