Alas de Solidaridad


Había una vez una niña llamada Sofía, que vivía en un pequeño pueblo en Argentina. Sofía era muy curiosa y siempre estaba buscando maneras de ayudar a los demás.

Un día, mientras caminaba por el campo, vio un avión volando muy bajo sobre ella. - ¡Mira mamá! -exclamó Sofía-.

¿Por qué ese avión está tan bajo? La madre de Sofía le explicó que el avión estaba realizando una misión para ayudar a las personas que se encontraban en peligro debido a una inundación. - ¡Yo también quiero ayudar! -dijo Sofía emocionada. Pero su madre le dijo que era demasiado peligroso y que no podían permitirse perderla. Esa noche, mientras dormía, Sofía tuvo un sueño extraño.

Soñó que ella misma volaba por encima del pueblo y podía ver todo lo que sucedía desde arriba. Al despertar, decidió hacer realidad su sueño: construir unas alas para poder volar y ayudar a las personas necesitadas.

Sofía trabajó arduamente durante semanas para crear sus alas con materiales reciclados como cartón y plástico. Cuando finalmente terminó sus alas, se lanzó al aire con gran valentía. - ¡Estoy volando! -gritó emocionada-.

¡Voy a salvar al mundo! Sofia sobrevolaba la zona inundada buscando personas atrapadas o animales en peligro. Fue entonces cuando divisó un grupo de perros abandonados sobre el techo de una casa sumergida por el agua.

Sin pensarlo dos veces, se acercó cuidadosamente y los rescató uno por uno, llevándolos a un lugar seguro. A medida que pasaban las horas, Sofía se dio cuenta de que podía hacer mucho más con sus alas.

Ayudó a transportar suministros y medicinas a las personas afectadas por la inundación y también ayudó en la búsqueda de personas desaparecidas. La noticia sobre la niña que volaba para ayudar a su país se difundió rápidamente, inspirando a muchas personas a seguir su ejemplo.

Sofía se convirtió en una heroína local y todos la admiraban por su valentía y determinación. Finalmente, cuando todo había vuelto a la normalidad, Sofía decidió guardar sus alas como recuerdo de lo que había logrado.

Aunque nunca volvió a usarlas, siempre recordaría aquellos días en los que sintió el viento en su rostro mientras volaba para salvar vidas.

Desde entonces, cada vez que alguien necesitaba ayuda o estaba en peligro, recordaban la historia de Sofía y sabían que siempre habría alguien dispuesto a ayudarlos si lo necesitaban.

Dirección del Cuentito copiada!