Alas y caparazones



Había una vez, en un hermoso bosque de Argentina, una mariposa llamada Margarita y un caracol llamado Gastón. Ambos eran muy diferentes, pero eso no les importaba en absoluto.

Se llevaban tan bien que se habían convertido en los mejores amigos. Margarita era una mariposa colorida y llena de energía. Le encantaba volar por el bosque, visitando las flores y jugando con otros insectos.

Por otro lado, Gastón era tranquilo y prefería moverse lentamente por el suelo del bosque, admirando la belleza a su alrededor. Un día soleado, mientras Margarita revoloteaba entre las flores buscando néctar para alimentarse, notó algo extraño en Gastón. Estaba triste y se movía más despacio de lo habitual. "Mmm...

¿qué te pasa, mi querido amigo?", preguntó Margarita con preocupación. Gastón suspiró profundamente antes de responder: "Estoy cansado de ser tan lento todo el tiempo. Me gustaría poder volar como tú".

Margarita sonrió amablemente y le dijo: "Querido Gastón, cada uno tiene habilidades únicas. Tú puedes hacer cosas que yo no puedo hacer". Gastón parecía dudoso mientras decía: "Pero me gustaría ver el mundo desde arriba y conocer lugares nuevos".

Entonces Margarita tuvo una idea brillante: "¡Ya sé! Podemos ayudarnos mutuamente a cumplir nuestros deseos". Gastón levantó sus antenitas emocionado: "¿Cómo podemos hacer eso?"Margarita explicó entusiasmada: "Yo puedo llevarte en mi espalda mientras vuelo por el bosque. Así podrás ver todo desde las alturas".

Gastón se emocionó tanto que dio un saltito de alegría: "¡Eso sería maravilloso! ¡Gracias, Margarita!". Desde ese día, Margarita y Gastón comenzaron a explorar juntos el bosque.

Margarita volaba con Gastón en su espalda, mostrándole el mundo desde una perspectiva diferente. Juntos descubrieron hermosas cascadas, cuevas misteriosas y lugares secretos que antes solo habían sido sueños para Gastón.

Pero un día, mientras sobrevolaban el río del bosque, una fuerte ráfaga de viento los sorprendió y separó a Margarita y a Gastón. La mariposa intentó buscar a su amigo por todas partes, pero no pudo encontrarlo. Desesperada, Margarita decidió pedir ayuda a los demás animales del bosque.

Les contó lo ocurrido y les pidió que la ayudaran a encontrar a Gastón. Los animales se unieron para buscar al caracol perdido. Pasaron días buscando entre arbustos y árboles hasta que finalmente escucharon una vocecita débil proveniente de una cueva oscura. "Margaritaaaa... ¡aquí estoy!", gritaba Gastón.

Margarita corrió hacia la cueva y encontró a Gastón atrapado entre unas rocas grandes. Con la ayuda de los demás animales del bosque, lograron liberarlo sano y salvo.

Al verse nuevamente juntos, Margarita abrazó emocionada a Gastón: "¡Qué alegría tenerte de vuelta, querido amigo!". Gastón sonrió y dijo: "Gracias por rescatarme, Margarita. Me di cuenta de que no importa cuán diferentes seamos, siempre estaremos ahí el uno para el otro".

Desde ese día, Margarita y Gastón continuaron explorando el bosque juntos. Aprendieron que la verdadera amistad va más allá de las diferencias y que trabajar en equipo puede superar cualquier obstáculo.

Y así, entre risas y aventuras, Margarita la mariposa colorida y Gastón el caracol tranquilo demostraron al mundo que la amistad no tiene barreras ni límites. Juntos vivieron felices para siempre en su hermoso bosque argentino.

FIN.

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