Ale en el estadio


Un domingo por la mañana, Ale se despertó temprano con una gran sonrisa en su rostro.

Sabía que hoy era el día en que iba a acompañar a su papá al estadio para ver jugar a su equipo favorito de fútbol. "- ¡Buenos días, papá! ¿Ya te levantaste?", preguntó Ale emocionada. "- Sí, hija. Ya estoy listo para ir al estadio. ¿Tú también ya estás lista?", respondió su papá.

"- ¡Sí! Me desperté temprano porque no quería llegar tarde", exclamó Ale entusiasmada. Cuando llegaron al estadio, Ale quedó impresionada por la cantidad de gente que había y los colores y banderas de los equipos que se veían por todas partes.

"- Papá, ¿por qué hay tantas personas aquí?", preguntó curiosa. "- Porque hoy es un partido muy importante y mucha gente quiere verlo", explicó su papá mientras le compraba una bufanda del equipo para ella.

Una vez dentro del estadio, Ale se emocionó aún más cuando vio la cancha de fútbol tan grande y llena de jugadores corriendo detrás del balón. Pero pronto descubrió algo sorprendente: ella era la única niña en todo el lugar.

Ale notó miradas extrañas hacia ella pero decidió ignorarlas y disfrutar del partido junto a su padre. No entendía mucho sobre las reglas del juego pero estaba contenta simplemente por estar allí con él.

El partido estaba muy reñido y ambos equipos parecían tener oportunidades iguales de ganar. En un momento dado, uno de los jugadores del equipo de su padre cayó al suelo y no se levantaba. Ale miró preocupada mientras los médicos entraban a la cancha para atenderlo.

Pero lo que pasó después fue aún más sorprendente: el entrenador del equipo contrario caminó hacia la banca del equipo de Ale y ofreció un jugador para reemplazar al lesionado, permitiendo que el partido continuara justo como estaba.

Este gesto inspiró a Ale y le hizo darse cuenta de lo importante que es ser justo y considerado con los demás, incluso en un juego tan apasionante como el fútbol. Al final del partido, ambos equipos empataron pero eso no importaba mucho para Ale.

Había aprendido una valiosa lección sobre deportividad y respeto por los demás. "- Gracias por traerme aquí hoy, papá. Me divertí mucho", dijo Ale sonriendo mientras se iban del estadio. "- De nada hija.

Me alegra que te haya gustado. ¿Quieres volver a venir la próxima semana?", preguntó su papá. "- ¡Sí! Y tal vez pueda traer a algunas amigas también", respondió Ale emocionada.

Y así fue como Ale descubrió una nueva pasión por el fútbol y aprendió importantes valores sobre justicia, deportividad y respeto hacia los demás.

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