Alejandra y el Unicornio de los Sueños
Había una vez, en un encantador pueblo llamado Arcoíris, una nena que se llamaba Alejandra. Alejandra tenía una gran pasión: ¡los unicornios! Cada vez que veía uno en un libro o en una película, sus ojos se llenaban de estrellas y su corazón se llenaba de alegría. Recortaba ilustraciones de unicornios y las pegaba en su cuaderno, soñando con el día en que encontraría uno en la vida real.
Un día, mientras paseaba por el bosque que rodeaba su casa, vio algo brillante entre los árboles. Con curiosidad, se acercó y, para su sorpresa, encontró un hermoso unicornio blanco con un cuerno dorado.
"¡Hola!" - dijo Alejandra, asombrada.
"¡Hola!" - respondió el unicornio con una voz suave y melodiosa. "Soy Estrella, el Unicornio de los Sueños. He estado esperando a alguien especial que me encuentre."
Alejandra no podía creer lo que escuchaba.
"¿Yo? ¿Soy especial?" - preguntó, con un brillo en los ojos.
"Sí, tú tienes un gran corazón y la imaginación necesaria para vivir aventuras. Vamos a conocernos mejor."
A partir de ese momento, Estrella y Alejandra se hicieron mejores amigas. Juntas, descubrieron un mundo mágico lleno de colores, flores que hablaban y animales que cantaban. A medida que exploraban, Alejandra se dio cuenta de que Estrella era no solo un unicornio hermoso, sino también un guía que le enseñaba valiosas lecciones sobre la amistad, la confianza y el cuidado del planeta.
"¿Por qué es tan importante cuidar de la naturaleza, Estrella?" - preguntó Alejandra un día.
"Porque somos parte de ella, y todas las criaturas, grandes y pequeñas, tienen un lugar en este mundo. Cuando cuidamos la naturaleza, cuidamos nuestra casa y a nosotros mismos."
Con el tiempo, Alejandra empezó a poner en práctica lo que había aprendido. Organizó un grupo de amigos en la escuela para limpiar el parque, plantar flores y hacer mejoras en su comunidad.
"¡Vamos a hacer que nuestro pueblo brille como un unicornio!" - exclamó mientras motivaba a sus compañeros.
El esfuerzo de Alejandra fue contagioso. Poco a poco, todos sus amigos se sumaron y juntos transformaron el parque en un lugar mágico lleno de sonrisas y colores. Un día, mientras jugaban y reían, Estrella apareció nuevamente.
"¡Bravo, Alejandra! Estás haciendo un trabajo increíble. Has demostrado que con determinación y amor, se pueden lograr grandes cosas."
"Pero yo no lo hice sola. Mis amigos me ayudaron, y juntos logramos lo que soñábamos."
"Y eso es lo más importante. La verdadera magia nace en la unión y el trabajo en equipo. Nunca olvides eso."
Pasaron los meses, y cada vez que Alejandra miraba el parque, recordaba que el espíritu de Estrella siempre estaría con ella. La vida continuó, y aunque Estrella regresó a su mundo mágico, su amistad y las lecciones aprendidas siempre acompañaron a Alejandra.
Un día, mientras miraba el cielo estrellado desde su ventana, Alejandra sonrió y susurró:
"¡Gracias, Estrella!
En mi corazón, siempre habrá un lugar para la magia y los unicornios."
Desde entonces, Alejandra creció con la certeza de que cada uno de nosotros puede hacer del mundo un lugar mejor, tan brillante como la magia de un unicornio.
FIN.