Alejandra y el Unicornio Perdido



Era una tarde soleada en el pequeño pueblo de Villa Arcoíris, donde vivía una niña llamada Alejandra. Desde chiquita, Alejandra había tenido una fascinación especial por los unicornios. Tenía pósters de unicornios en su habitación, peluches, y le encantaba leer cuentos sobre estos seres mágicos. Pero su mayor sueño era conocer a uno en persona.

Un día, mientras paseaba por el bosque cercano a su casa, Alejandra se topó con un sendero que nunca antes había visto. Curiosa, decidió seguirlo. A medida que se adentraba en el bosque, comenzó a escuchar un suave sonido, como un canto melodioso.

"¿Qué será ese ruido?" - se preguntó Alejandra, intrigada.

Siguiendo el sonido, llegó a un hermoso claro iluminado por el sol, donde una luz brillante centelleaba. Y allí, en medio del claro, estaba un unicornio. Tenía un cuerno reluciente y su pelaje era del color del arcoíris.

"¡No puedo creerlo!" - exclamó Alejandra, cubriendo su boca con ambas manos."¡Eres real!"

El unicornio levantó la vista, mirándola con ojos suaves.

"Hola, Alejandra. Me llamo Arco. Estoy aquí porque necesito tu ayuda." - dijo el unicornio, su voz era melodiosa como el canto de un pájaro.

Alejandra, sorprendida pero emocionada, se acercó lentamente.

"¿Cómo sabes mi nombre?" - preguntó, intentando asimilar la magia de la situación.

"Los unicornios tenemos una conexión especial con los niños que creen en nosotros. Y ahora, yo necesito que me ayudes a encontrar mi crin mágica que se ha perdido en el bosque. Sin ella, no puedo volver a mi hogar en el Reino de los Unicornios." - explicó Arco, con una mirada triste.

"¡Por supuesto que te ayudaré!" - dijo Alejandra firme y decidida.

Ambos comenzaron a buscar por el bosque, recorriendo cada rincón y preguntando a los animales si habían visto la crin mágica. Preguntaron a un jubiloso colibrí, a un curioso zorro, y a una sabia tortuga. Cada uno ofreció diferentes consejos y pistas.

"La crin brilla como una estrella. Si mirás al cielo, quizás podrías ver su reflejo" - sugirió el colibrí."Y no olvides creer en tu corazón, eso es lo más importante."

Después de varias horas de búsqueda sin éxito, Alejandra comenzó a sentirse desanimada. Miro a Arco con preocupación.

"Siento que no lo vamos a encontrar… tal vez no soy lo suficientemente valiente para ayudar."

Arco la miró con ternura.

"Tú ya has mostrado mucha valentía al adentrarte en el bosque. A veces, la magia y la esperanza residen en aquellos momentos en que sentimos que nuestro esfuerzo no es suficiente."

Inspirada por las palabras de Arco, Alejandra decidió que no se rendiría. Tomó una gran respiración y comenzó a cantar una canción que había aprendido en la escuela. Cuando su voz llenó el bosque, algo extraño sucedió: una luz brillante surgió entre los árboles. Era la crin mágica, reflejando cada color del arcoíris.

"¡Alejandra! ¡Lo has encontrado!" - gritó Arco, saltando de alegría.

Ambos corrieron hacia la luz, y cuando llegaron, Alejandra pudo ver que la crin estaba atrapada en una rama.

"¡Ven, voy a ayudarte!" - se puso a trabajar, librando la crin con cuidado.

Una vez liberada, la crin volvió a Arco, quien comenzó a brillar intensamente.

"Gracias, Alejandra. Has demostrado gran coraje y bondad. Ahora puedo regresar a mi hogar." - dijo Arco mientras la luz lo rodeaba.

"¿Podré verte de nuevo?" - preguntó Alejandra, con un brillo de tristeza en sus ojos.

"Siempre que creas en la magia y en los sueños, estaré contigo en tu corazón." - respondió Arco antes de desaparecer en un destello de luz.

De regreso en casa, Alejandra se dio cuenta de que había aprendido una valiosa lección. No solo había encontrado un unicornio y ayudado a un amigo, sino que también había descubierto su propia valentía. Con una sonrisa en el rostro, se prometió que siempre seguiría creyendo en la magia.

Desde ese día, cada vez que veía un arcoíris, recordaba a su amigo Arco y sabía que, aunque no estuvieran juntos, la magia de la amistad podía cruzar cualquier distancia.

FIN.

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