Alejandra y la búsqueda de la felicidad en el bosque encantado
Alejandra era una niña alegre y curiosa que vivía en un pequeño pueblo rodeado de bosques. Desde muy temprana edad, mostraba un gran amor por la naturaleza y siempre estaba ansiosa por descubrir nuevas aventuras en el mágico bosque que se extendía a las afueras de su hogar.
Un día, mientras jugaba en el bosque, Alejandra encontró un viejo libro con una cubierta brillante y misteriosa. Al abrirlo, descubrió que era un libro de hechizos que contenía la fórmula secreta para encontrar la verdadera felicidad. Emocionada por la idea de descubrir la clave de la felicidad, Alejandra decidió emprender un emocionante viaje a través del bosque para encontrar los ingredientes mágicos que se requerían para lanzar el hechizo.
Con valentía, Alejandra se adentró en el bosque, saltando sobre las raíces de los árboles y corriendo entre las enredaderas. En su búsqueda, se encontró con varios personajes mágicos, como hadas, duendes y animales encantados, quienes le brindaron pistas y ayudaron en su aventura. Cada encuentro llenaba a Alejandra de alegría y emoción, acercándola cada vez más a la verdadera felicidad.
Después de superar numerosos desafíos y resolver enigmas, Alejandra finalmente logró recolectar todos los ingredientes necesarios para lanzar el hechizo de la felicidad. Con gran determinación, siguió las instrucciones del libro y lanzó el hechizo, llenando el bosque con una luz resplandeciente.
En ese momento, Alejandra se dio cuenta de que la verdadera felicidad no estaba en un lugar lejano ni en objetos materiales, sino en las pequeñas cosas que la rodeaban: la amistad de los seres mágicos, la belleza del bosque y la alegría de ayudar a otros. La niña comprendió que la felicidad estaba en su interior y que podía encontrarla en sus propias acciones y actitudes.
Regresó a casa corriendo, con una sonrisa radiante en su rostro, lista para compartir su descubrimiento con su familia y amigos. Desde ese día, Alejandra disfrutó cada momento de su vida, sabiendo que la verdadera felicidad estaba siempre presente, esperando ser descubierta en las experiencias cotidianas.
FIN.