Alely y la Aventura del Colegio



Había una vez una niña llamada Alely, que vivía en un barrio lleno de color y amistad. Cada día, cuando amanecía, todos sus amiguitos se preparaban con mochilas y sonrisas para ir al colegio, pero a Alely le daba un nudo en el estómago. "¿Y si me quedo sin mis papás?", pensaba con pena.

Una mañana, su mamá la despertó con cariño.

"Hola, mi amor, es hora de ir al colegio. Te prometo que va a ser divertido."

Alely frunció el ceño y respondió:

"No quiero, mamá. Tengo miedo de quedarme sin vos y papá. ¿Qué pasa si no vuelven?"

La mamá de Alely se agachó a su altura y le explicó:

"Entiendo que tengas miedo, pero cada día que vayas al colegio, estarás aprendiendo cosas maravillosas. Y recuerda, siempre voy a estar aquí esperando tu regreso."

Con un suspiro resignado, Alely decidió darle una oportunidad y, con un abrazo profundo, se despidió de su mamá. Al llegar al colegio, su corazón latía con fuerza y se sintió pequeña entre tantos niños.

"¿Y si no encuentro amigos?", se preguntó mientras daba un paso dentro del aula. Pero, para su sorpresa, una niña llamada Lía se acercó y le sonrió.

"¡Hola! Soy Lía. ¿Te gustaría jugar conmigo durante el recreo?"

Alely se sintió un poco más tranquila y asintió con la cabeza.

"Sí, me encantaría."

A medida que pasaban las horas, Alely se dio cuenta de que había muchas cosas divertidas por hacer. La maestra, la señora Ana, era muy amable y le enseñó a hacer manualidades. Junto a sus nuevos amigos, las horas se pasaron volando.

Sin embargo, cuando llegó la hora de ir a casa, Alely se sintió un poco triste.

"No quiero irme. Esto es muy divertido."

Lía sonrió.

"Pero mañana podemos volver y aprender más cosas. También podemos jugar al fútbol y dibujar juntos."

El corazón de Alely se llenó de alegría. Así fue como empezó una emocionante aventura en el colegio. Cada día aprendía algo nuevo, ya fuera sobre los planetas, los colores o las historias de personajes divertidos. Sus miedos empezaron a desvanecerse y las risas llenaban sus días.

Un día, su maestra organizó un viaje al zoológico. Alely estaba emocionada, pero también un poco nerviosa por separarse de sus papás.

"¿Estarán bien mis papás?" murmuró.

Lía la miró y dijo:

"Seguro que sí. Están en casa esperándote y saben que estás aquí aprendiendo y divirtiéndote. ¡Vamos a ver los leones!"

Aquel día fue inolvidable; vieron animales increíbles, aprendieron sobre la naturaleza y, lo más importante, Alely se dio cuenta de que su mamá tenía razón: era emocionante estar con amigos, explorar y aprender.

Cuando regresó a casa, corrió a abrazar a su mamá.

"¡Mamá! Hoy fue el mejor día de todos. Aprendí sobre los leones y conocí a muchos amigos. No quiero dejar de ir al colegio nunca más."

Su mamá sonrió y le acarició el cabello.

"Me alegra tanto oír eso, mi amor. Recuerda que siempre estaré aquí y que ir al colegio es una gran aventura."

Desde ese día, Alely se convirtió en la niña más valiente de su clase, siempre lista para aprender y explorar. Descubrió que el miedo es solo una parte del camino hacia grandes aventuras y que, aunque no pudiera estar con sus papás todo el tiempo, siempre regresarían juntos al hogar.

La escuela se transformó en un lugar de risas, flores de colores y chistes compartidos. Alely sonrió al recordar su viaje al zoológico y todo lo que había aprendido. Ahora entendía que cada día sería una nueva oportunidad de hacer amigos y aprender algo nuevo.

Y así, Alely continuó su aventura en el colegio, disfrutando cada rincón de ese nuevo mundo, convirtiendo sus miedos en sonrisas y abrazos de amistad.

FIN.

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