Alfonso y el partido de fútbol



Era una noche de invierno en La Plata, y yo, Alfonso, me dirigía caminando hacia mi casa después de un largo día en la Facultad. Siempre fui un chico tímido, y aunque me apasionaba el fútbol, el miedo de que mi amado equipo, Boca Juniors, descendiera me tenía realmente preocupado. Pero algo increíble estaba por suceder esa noche.

Mientras caminaba por la avenida principal, escuché risas y el sonido de un balón rebotando. Al acercarme, vi a un grupo de niños jugando al fútbol en un terreno baldío. Me acerqué con curiosidad, y uno de los chicos, llamado Manuel, me invitó a unirme a ellos. Al principio me sentí inseguro, pero recordé lo divertido que era jugar al fútbol.

A medida que jugábamos, mi timidez desapareció. Los niños no se burlaban de mí, sino que me alentaban y celebraban cada vez que participaba en el juego. Finalmente, llegó el momento crucial. El partido estaba empatado, y faltaba poco tiempo para que terminara. Todos los ojos estaban puestos en mí. Entonces, recordé algo que mi mamá siempre me decía: 'La verdadera valentía no es la ausencia del miedo, es enfrentarlo a pesar de sentirlo.' Con esa frase en mi mente, di lo mejor de mí.

- ¡Alfonso, aquí! -gritó Manuel, pasándome el balón.

Logré esquivar a un par de jugadores y, con un tiro preciso, marqué el gol ganador. Los niños estallaron en júbilo, y la alegría que sentí en ese momento fue indescriptible. Desde ese día, visité a menudo a mis nuevos amigos, y cada vez me sentía más seguro de mí mismo. A medida que mi confianza crecía, el miedo al descenso de Boca Juniors se desvaneció, porque descubrí que el verdadero coraje viene del corazón, y no de un partido de fútbol.

Y así, con cada paso que doy en mi camino, recuerdo esa noche mágica que me enseñó que la verdadera valentía y la confianza en uno mismo pueden encontrarse en los lugares más inesperados.

FIN.

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