Alí Babá y los cuarenta ladrones



Había una vez en un lejano pueblo de oriente, un joven llamado Alí, a quien le encantaba explorar el cerro cercano a su hogar. Un día, mientras paseaba por el cerro, Alí escuchó extraños ruidos provenientes de una cueva escondida. Intrigado, se acercó sigilosamente y vio a cuarenta bandidos reunidos frente a una enorme roca. Alí se escondió detrás de una palmera y observó cómo el líder de los bandidos pronunciaba las misteriosas palabras: “¡Ábrete sésamo! ”. De repente, la roca se abrió revelando una cueva llena de tesoros y riquezas. Los bandidos entraron en la cueva, saquearon todo lo que pudieron y luego la roca se cerró de nuevo.

Alí, asombrado por lo que acababa de presenciar, esperó hasta que los bandidos se alejaron y corrió hacia la roca. Sin dudarlo, pronunció las mismas palabras mágicas: “¡Ábrete sésamo! ”. Para su sorpresa, la roca se abrió ante él, revelando la entrada a la cueva llena de tesoros. Sin embargo, Alí no compartía el mismo deseo de los ladrones de obtener riquezas a toda costa. En cambio, decidió mantener el secreto de la cueva oculto y solo tomar lo necesario para vivir cómodamente.

Con el paso del tiempo, Alí utilizó su riqueza para ayudar a los necesitados del pueblo. Construyó escuelas, desvió agua de un manantial para los campos de cultivo y brindó apoyo a las familias pobres. Su bondad y generosidad se convirtieron en leyenda, y su nombre fue recordado por generaciones como el héroe que transformó la cueva de los ladrones en un tesoro para el bienestar de todos.

Y así, Alí Babá enseñó a todos que la verdadera riqueza no reside en tesoros acumulados, sino en la nobleza de corazón y en el compartir con aquellos que nos rodean.

FIN.

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