Alicia en busca de los regalos del mundo



En el hermoso país de las maravillas de Bogotá vivía una niña llamada Alicia. Un día, mientras jugaba en el jardín de su casa, descubrió que el mundo que la rodeaba era tan maravilloso que parecía sacado de un sueño. Emocionada con esta idea, decidió hacer un deseo muy especial: quería conocer el mundo y a personas de diferentes países, para que le regalaran algo representativo que pudiera conservar por siempre.

Con un brillo de entusiasmo en sus ojitos color café, Alicia se propuso comenzar esta aventura. Emprendió un viaje en busca de personas de todo el mundo, deseando conocer sus culturas y tradiciones. En su recorrido, conoció a Lorenzo, un simpático niño italiano que le regaló una máscara veneciana, llena de brillo y color, que representaba el famoso carnaval de Venecia. Alicia quedó maravillada con el regalo. "¡Grazie, Lorenzo! Esta máscara es preciosa, siempre me recordará lo bonito que es Italia", exclamó con alegría. Luego, conoció a Mei, una encantadora niña china que le obsequió un abanico decorado con bellos dragones que simbolizaban la buena suerte. "Xièxiè, Mei! Este abanico es maravilloso, ¡nunca olvidaré nuestro encuentro en China!", expresó Alicia con gratitud.

Así, Alicia siguió su travesía, conociendo personas de diferentes países y recolectando regalos que representaban la riqueza cultural del mundo. Conoció a Sebas, un alegre chico argentino, quien le obsequió un mate y le enseñó a prepararlo y disfrutarlo. "¡Qué lindo regalo, Sebas! Ahora podré recordar la calidez de Argentina cada vez que tome mate", dijo Alicia con una sonrisa. Y así, viajó a África, Oceanía, Europa y muchos más lugares, siempre recibiendo regalos especiales que guardaba con cariño en su maleta.

Con el tiempo, Alicia regresó a su hogar en el país de las maravillas de Bogotá, con el corazón lleno de experiencias y recuerdos increíbles. Ya anciana, miraba con cariño todos los regalos que guardaba en su habitación. Cada uno de ellos le recordaba un bello encuentro y una cultura diferente. Alicia entendió que aunque no se puede conocer todo el mundo, los regalos le permitían viajar en sus recuerdos y sentirse cerca de cada país. Ahora, compartía historias y enseñanzas con los más jóvenes, inspirándolos a explorar y aprender sobre otras culturas. Su deseo se había cumplido, y su vida estaba llena de amistad, amor y el colorido de todas las culturas del mundo.

FIN.

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