Alicia en el País de las Maravillas Argentino



Había una vez en Argentina, una niña llamada Abril que vivía en una pequeña ciudad rodeada de montañas y ríos. Un día, mientras jugaba en el jardín de su casa, encontró un espejo mágico que la transportó a un lugar extraordinario, similar al País de las Maravillas.

Al llegar, Abril se encontró con un conejo blanco apurado que llevaba un sombrero y un reloj de bolsillo. El conejo saltó de un lado a otro y exclamó: "¡Oh, no llego tarde! ¡No llego tarde!". Intrigada, Abril decidió seguir al conejo y se adentró en un laberinto de árboles gigantes y flores parlanchinas.

A lo lejos, vio a un gato sonriente que le dijo: "¡Bienvenida a este lugar tan maravilloso, aquí todo es posible si crees en ti misma!". Con una mezcla de asombro y emoción, Abril continuó su viaje y se encontró con una oruga que fumaba en una pipa y le preguntó: "Pequeña niña, ¿qué es lo que te gustaría encontrar en este mundo extraordinario?".

"Me gustaría aprender cosas nuevas y conocer lugares emocionantes", respondió Abril. La oruga asintió y le indicó el camino hacia el increíble Jardín de las Sabidurías, donde cada flor representaba un conocimiento distinto.

A lo largo de su aventura, Abril conoció a un sombrerero loco que organizaba divertidos juegos de lógica, a una reina de corazones obsesionada con el orden, y a un singular gato que desafiaba las leyes de la gravedad. Aprendió a enfrentar desafíos, a escuchar a su intuición y a apreciar la diversidad de pensamientos y personalidades. Finalmente, el espejo mágico la llevó de regreso a su hogar, pero con un corazón lleno de valiosas enseñanzas y recuerdos inolvidables.

A partir de ese día, Abril se convirtió en la exploradora y cuentacuentos de su ciudad, compartiendo con otros niños las fascinantes lecciones que había aprendido en su viaje por el País de las Maravillas Argentino.

FIN.

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