Alicia y el Misterio del Cuaderno Perdido



Alicia era una niña llena de alegría y entusiasmo. Siempre sonriendo, disfrutaba de cada momento junto a su familia. Pasaban tardes enteras jugando en el parque, haciendo manualidades o cocinando recetas deliciosas. Pero, sin duda, lo que más le apasionaba a Alicia era ir a la escuela. Cada mañana, se despertaba emocionada, lista para aprender sobre el mundo.

En su escuela, Alicia era la primera en levantar la mano para responder a las preguntas de la maestra.

"Alicia, ¿puedes decirme cuánto es 7 más 5?" -preguntó la maestra, con una sonrisa.

"¡Es 12!" -respondió Alicia, radiando felicidad.

Durante los recreos, no solo jugaba con sus amigas, sino que también ayudaba a sus compañeros que tenían dificultades con las matemáticas. Siempre encontraba una forma divertida de explicar las sumas y restas.

"Es fácil, solo tenemos que contar con los dedos, ven, hacelo conmigo" -decía, mientras los niños la miraban con admiración.

Un día, mientras pasaban las horas de clase, la maestra repartió cuadernos nuevos a cada estudiante. Todos estaban entusiasmados, pero cuando llegó la hora de matemáticas, el cuaderno de Martín, su compañero de clase, había desaparecido.

"No puede ser, lo debía haber dejado aquí" -decía Martín, visiblemente preocupado.

"No te preocupes, Martín, lo vamos a encontrar" -aseguró Alicia, decidida a ayudar a su amigo.

Con la maestra a su lado, Alicia organizó a sus compañeros en equipos y se pusieron a buscar. Cada rincón del aula fue revisado. Miraron dentro de los pupitres, debajo de las mesas y hasta preguntaron a los otros grupos si alguien había visto el cuaderno. Pero nada.

"Esto es un misterio, como en los cuentos de detectives" -exclamó Ana, una amiga de Alicia.

Alicia tuvo una idea brillante.

"¡Vamos a hacer una hoja de búsqueda! Podemos anotar dónde hemos revisado y qué hemos encontrado" -sugirió con energía. Así que se pusieron a trabajar juntos y empezaron a crear su mapa del aula.

Entre risas y anotaciones, los niños se sintieron como verdaderos detectives. Después de un rato, Alicia comenzó a notar un patrón en la búsqueda que hizo que se le encendiera una bombilla en la cabeza. Recordó que el último lugar donde Martín había estado antes de que desapareciera el cuaderno era la biblioteca.

"¡Esperen! ¿Y si Martín lo dejó en la biblioteca?" -gritó Alicia, emocionada.

"¡Vamos a comprobar!" -respondió el grupo al unísono.

Corrieron hacia la biblioteca y, ¡sorpresa! , allí estaba el cuaderno de Martín, escondido entre unos libros de cuentos.

"¡Lo encontramos!" -gritó Juan, levantando el cuaderno en alto.

Martín sonrió, agradecido, y abrazó a Alicia.

"¡Gracias, Alicia! No sé qué haría sin vos" -dijo Martín con lágrimas de felicidad en los ojos.

Desde ese día, Alicia no solo se volvió la mejor amiga de Martín, sino también la heroína del aula. La maestra decidió que organizarían un club de detectives matemáticos, donde todos pudieran resolver problemas de una manera divertida, justo como lo habían hecho con la búsqueda del cuaderno.

"¡Qué idea tan genial, Alicia!" -dijo la maestra, mientras organizaba el primer encuentro.

Así, Alicia, con su alegría y dedicación, no solo ayudó a sus amigos, sino que también hizo que todos aprendieran a trabajar en equipo y a disfrutar del aprendizaje. Y así, cada día en la escuela se convirtió en una nueva aventura llena de risas, matemáticas y mucha amistad.

FIN.

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