Alicia y el Viaje a la Tierra de los Colores



Era un día soleado en el hogar de Alicia y su hermana pequeña, Helena. Mientras su mamá Alejandra preparaba el almuerzo, su papá Xavier leía un libro en el sofá. Alicia estaba sentada en su piano, tocando una melodía alegre, cuando de repente, un destello de luz rosa apareció en la ventana.

- ¡Mirá, Helena! - gritó Alicia emocionada, mientras apuntaba hacia afuera.

Helena, que estaba jugando con su peluche mono, dejó de lado su juguete y corrió hacia la ventana.

- ¡Es un arco iris! - exclamó Helena, sus ojos brillando de entusiasmo.

Alicia sonrió y dijo:

- ¡Vamos a explorar! Quizás podamos encontrar el final del arco iris y descubrir algo mágico.

Ambas hermanas decidieron que debían ir en busca del arco iris. Tomaron de la mano a su peluche mono, y juntas salieron corriendo hacia el jardín. Al cruzar la puerta, se encontraron frente a un camino de piedras de colores.

- ¡Mirá, un camino de colores! - dijo Alicia, llena de emoción.

- ¿A dónde nos llevará? - preguntó Helena con un tono de curiosidad.

- Solo hay una manera de averiguarlo - respondió Alicia. - ¡Sigamos el camino!

Mientras caminaban, comenzaron a ver criaturas fantásticas y paisajes increíbles.

- ¡Mirá esos árboles! Son de caramelo - dijo Helena, apuntando emocionada.

- Y esas flores son de colores que nunca había visto - comentó Alicia, mientras olfateaba una flor violeta brillante.

De repente, se encontraron con Juana, Santiago R, Emilio E, Santiago P, y Juan Pedro, quienes también habían seguido el sonido de la melodía que Alicia tocaba en el piano.

- ¡Alicia! - gritaron todos al unísono. - ¡Queremos ir con ustedes!

Alicia y Helena sonrieron y decidieron que cuanto más, mejor. Así que continuaron su aventura juntos.

Mientras seguían el camino de colores, comenzaron a notar que algunos de los colores se desvanecían.

- ¿Qué está pasando? - preguntó Santiago P, preocupado.

- No sé, pero debemos hacer algo - respondió Alicia con determinación.

- Tal vez necesitemos encontrar el Color de la Alegría - sugirió Juana. - ¿No es así como se mantiene el arco iris?

Alicia asintió, recordando que el color rosa, su favorito, era también el color de la alegría.

- ¡Vamos a buscar el Color de la Alegría! - gritó Alicia.

Todo el grupo se puso manos a la obra, buscando cosas que los hicieran felices. Helena comenzó a bailar con su peluche mono, haciendo reír a todos. Emilio empezó a contar chistes divertidos, mientras que Juan Pedro se puso a cantar una canción alegre.

A medida que los niños se divertían y compartían risas, los colores del camino empezaron a brillar de nuevo.

- ¡Miren! - dijo Santiago R, señalando cómo los colores empezaban a renacer a su alrededor. - ¡Lo estamos logrando!

- ¡Es el poder de la felicidad! - exclamó Alicia.

Finalmente, llegaron al final del camino, donde había un gran arco iris en el cielo. Allí encontraron un brillante frasco que decía “Color de la Alegría”.

- Debemos compartirlo con todos - propuso Helena. - ¡Así todos podrán sentir la alegría!

Alicia sonrió con orgullo.

- Tienes razón, Helena. Es mucho más divertido compartir.

Todos juntos levantaron el frasco y lo abrieron, dejando que el Color de la Alegría se esparciera por todo el paisaje, llenándolo de energía positiva y colorido.

- ¡Gracias, Alicia! - dijeron todos. - Gracias a ti y a tu música.

Alicia miró a su alrededor y dijo: - La verdadera magia es estar juntos y hacernos felices mutuamente. ¡Nunca debemos olvidar eso!

Y así, Alicia, Helena y sus amigos regresaron a casa, llevando en sus corazones el Color de la Alegría y un gran recuerdo de su maravillosa aventura.

FIN.

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