Alicia y la melodía de la diversidad
Había una vez una niña llamada Alicia que asistía al kinder 5A. Alicia era muy especial, ya que tenía audífonos para poder escuchar mejor.
A pesar de esto, era una niña muy amorosa y respetuosa con todos sus compañeros. Alicia disfrutaba mucho jugar con sus amigos en el colegio. Les encantaba correr por el patio, subirse a los columpios y deslizarse por el tobogán.
Pero lo que más le gustaba era participar en las actividades creativas y divertidas que la maestra organizaba en el salón de clases. Un día, mientras jugaban en el patio del colegio, un nuevo niño llamado Martín se acercó a Alicia y le tocó los audífonos sin permiso.
Alicia se sintió molesta e incómoda porque no le gustaba que tocaran sus audífonos. "¡Martín! No debes tocar mis audífonos sin mi permiso", dijo Alicia con voz firme pero amable. Martín se disculpó rápidamente y prometió no volver a hacerlo.
Alicia aceptó su disculpa y siguieron jugando juntos como si nada hubiera pasado. Con el tiempo, Alicia notó algo diferente en Martín. Parecía triste y solitario la mayor parte del tiempo. Decidió acercarse a él para preguntarle qué le sucedía.
"Hola Martín, ¿qué te pasa? He notado que estás triste", preguntó preocupada Alicia. Martín bajó la mirada y respondió: "Es que me cuesta hacer amigos porque tengo miedo de ser rechazado". Alicia entendió cómo se sentía Martín y decidió ayudarlo.
Le explicó que todos somos diferentes y eso no debería ser motivo de rechazo, al contrario, deberíamos aceptarnos y respetarnos mutuamente. "Martín, cada uno de nosotros tiene algo especial que nos hace únicos.
En mi caso, tengo audífonos para poder escuchar mejor. Pero eso no me define como persona, lo importante es cómo tratamos a los demás", dijo Alicia con una sonrisa reconfortante.
Martín se sintió comprendido por Alicia y poco a poco comenzaron a jugar juntos más seguido. Los demás compañeros del kinder 5A también se dieron cuenta de la amabilidad y el respeto que Alicia mostraba hacia todos.
Un día, durante una actividad en el salón de clases, la maestra propuso hacer un mural en el que cada niño dibujara algo especial sobre sí mismo. Todos estaban emocionados por mostrar su creatividad. Alicia decidió dibujar unos audífonos en su mural para representar esa parte especial de ella.
Pero también agregó corazones alrededor para simbolizar su amor hacia los demás. Cuando llegó el turno de Martín para mostrar su mural, sorprendió a todos con un dibujo hermoso. Había dibujado a Alicia junto con él mismo jugando felices en el patio del colegio.
El gesto de Martín demostraba que había aprendido la importancia de aceptar y valorar las diferencias entre las personas. Todos los niños aplaudieron emocionados mientras Alicia abrazaba a Martín felizmente.
Desde aquel día, el kinder 5A se convirtió en un lugar donde cada niño era respetado y valorado por ser quien era. Y todo esto fue gracias a la amabilidad, el respeto y la comprensión de Alicia.
Y así, Alicia demostró que con amor y respeto podemos hacer del mundo un lugar mejor para todos. Fin.
FIN.