Alicia y las bromas vecinales


Alicia vivía en un barrio muy tranquilo, junto a vecinos amables y respetuosos. Sin embargo, a ella le encantaba hacer bromas a sus vecinos. Un día, decidió esconder el balde de la puerta de su vecino Don Carlos.

Cuando él salió, tropezó y se asustó, pero Alicia no pudo contener la risa. -¡Alicia, ¿por qué haces estas bromas? - le reprendió su mamá. Pero no aprendió la lección.

La siguiente semana, colocó un muñeco asustadizo en el jardín de la casa de la señora Rosa. Ella se llevó un gran susto y no pudo evitar soltar un grito. Esta vez, la mamá de Alicia decidió tomar cartas en el asunto.

Le explicó que las bromas pueden hacer daño a otras personas y que es importante respetar a los demás. Después de esa charla, Alicia entendió que las bromas pesadas no son divertidas. En su lugar, decidió organizar una fiesta sorpresa para sus vecinos, para demostrarles su cariño y arrepentimiento.

Desde ese día, Alicia se convirtió en la vecina más amable y querida de todo el barrio.

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