Alicia y los guardianes del bosque


Alicia era una niña curiosa y aventurera que siempre estaba buscando nuevas cosas por descubrir. Un día, mientras jugaba en el jardín de su casa, vio un insecto extraño y decidió investigar más sobre él.

- ¡Mamá, mamá! ¡Vení rápido, encontré un insecto muy raro en el jardín! - gritó Alicia emocionada. Su mamá se acercó y observó al insecto con cuidado. Era pequeño y colorido, con unas alas brillantes que reflejaban la luz del sol.

- ¿Sabes qué tipo de insecto es este? - preguntó Alicia ansiosa por aprender más. Su mamá sonrió y le explicó que se trataba de una mariposa.

Le contó todo lo que sabía sobre estos seres vivos tan especiales: cómo pasan de ser orugas a hermosas mariposas, cómo polinizan las flores y ayudan a mantener el equilibrio en la naturaleza. Alicia quedó fascinada con toda esa información y decidió investigar más sobre los insectos.

Pasaba horas leyendo libros, viendo documentales y explorando el jardín en busca de nuevos descubrimientos. Un día, mientras caminaba por el bosque cercano a su casa, Alicia se encontró con una abeja trabajando arduamente para recolectar néctar de las flores.

- Hola amiguita abeja, ¿qué estás haciendo? - saludó Alicia con curiosidad. La abeja levantó la cabeza y le respondió amablemente:- Estoy recolectando néctar para llevarlo a la colmena y hacer miel. Las abejas somos muy importantes para las plantas porque ayudamos en su polinización.

Alicia quedó impresionada por la laboriosa tarea de la abeja y comprendió lo crucial que era su trabajo para mantener vivo el ciclo natural de las plantas.

Decidió seguir explorando el bosque y se topó con una mariquita paseando por una hoja. Se agachó suavemente para observarla de cerca y notó lo delicadas que eran sus alas rojas con puntos negros. - ¡Hola amiguita mariquita! ¿Cómo te llamas? - preguntó Alicia cariñosamente.

La mariquita giró su cabecita hacia ella y le contesto:- Soy Luli, me encanta pasear por las hojas verdes del bosque. Nosotras comemos pulgones que pueden dañar las plantas. Somos como pequeñas guardianas del jardín.

Alicia sonrió emocionada al escuchar la historia de Luli la mariquita. Se dio cuenta entonces de lo valiosos que eran los insectos no solo para las plantas, sino también para los seres humanos al proteger nuestros cultivos de plagas dañinas.

Después de esa aventura educativa en el bosque, Alicia regresaba a casa cada día con nuevos conocimientos sobre los insectos. Compartía sus descubrimientos con su familia e incluso organizaba charlas en la escuela para concientizar a sus compañeros sobre la importancia de cuidar a estos pequeños seres vivientes.

Gracias a su dedicación e interés constante por aprender más sobre los insectos, Alicia se convirtió en una verdadera defensora del medio ambiente.

Cuidaba cada planta del jardín como si fuera un tesoro invaluable y enseñaba a todos a respetar a todas las criaturas vivientes que compartían nuestro planeta Tierra.

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